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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un valor silencioso

Pavón se reivindica en la defensa del Madrid, la menos batida desde el curso de Capello

Diego Torres

"¡Iván!", gritaba Pavón antes de cambiar la marca con Helguera, "¡coge a éste!". Entonces Helguera tomaba a Makaay y Pavón se iba con Tristán. Y así bailaban, centrales y delanteros, en un duelo que se dirimió con goles de Zidane y Ronaldo, el domingo pasado, en el Bernabéu. Al terminar, el Madrid había ganado el partido y un pedazo de Liga. Del Bosque, el técnico, no destacó los goles, sino su zaga: "Este triunfo ha sido posible principalmente debido al gran trabajo defensivo que ha hecho el equipo". Nada nuevo últimamente. El Madrid lleva tres partidos sin encajar goles: ante Villarreal, Lokomotiv y Depor. Una racha que ha situado al Madrid en lo alto la Liga y en cuartos de final de Liga de Campeones. Una racha que muchos en el vestuario le agradecen, en parte, a ese chaval flaco, silencioso y con cara de pájaro que un compañero guasón bautizó como Fido Dido, el logotipo de una publicidad de Seven Up, por su corte de pelo a la cacerola.

La estadística auspicia una temporada con final feliz y apura la búsqueda de otros responsables distintos a los galácticos habituales. Francisco Pavón, por ejemplo. No es coincidencia que la defensa se haya sostenido con él. El Madrid lleva ocho victorias, un empate y una derrota desde que la lesión de Hierro obligó a Del Bosque a contar con el único central nato de repuesto de que dispone. Tampoco es accidental que Pavón sea uno de los integrantes de la zaga que lleva camino de conseguir la mejor estadística de imbatibilidad desde la temporada 1996-97, cuando Fabio Capello dirigía al equipo. Los números en Liga explican por sí solos el liderato: 61 goles a favor y 26 en contra en 27 partidos. La última vez que la red del Madrid fue tan difícil de tocar, con Capello al frente, en la jornada 27, la ficha registraba 22 tantos en contra y 59 a favor. El porcentaje rematador con Capello fue, eso sí, inferior al del Madrid actual, un conjunto que defiende y golpea con una efectividad sólo superada por la Quinta del Buitre en su apogeo. Así, en la jornada 27 de la temporada 1989-90 el Madrid marcó 79 goles y recibió 26.

Hace menos de un año, tras su debú en Primera, muchos compañeros veían a Pavón como a un mero suplente: el cuarto y, quizá el quinto o el sexto central de la plantilla. Alguno se preguntaba cómo haría el equipo para resistir el ataque de delanteros técnicos, rápidos y fuertes, cuando ese chaval de la cantera, tan liviano y tímido, fuera el último hombre antes de la portería de Casillas. Lo cierto es que Pavón ha volatilizado todos los temores. Los suyos, antes que nada, se han perdido en la estela de serenidad contagiosa que va dejando.

En San Siro, en el Westfalenstadion, en el Camp Nou, y sobre todo, en el Bernabéu, ha demostrado mucha seguridad. Se distingue porque elige bien cuándo saltar, cuándo atosigar y cuándo dar metros a los delanteros. No se complica la vida, y si falla no se atormenta y aprende. Así aprendió a frenar a Shevchenko, más rápido que él; y así supo neutralizar a Kluivert, más fuerte y hábil que él, por nombrar algunos de los goleadores más temidos.

Pavón, en un partido del Madrid.
Pavón, en un partido del Madrid.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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