_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Santander da la luz

La reputación corporativa es un valor en alza para las empresas, con influencia creciente en la cuenta de resultados. Las clasificaciones de las publicaciones especializadas reflejan que el buen nombre de una sociedad no es sólo un instrumento eficaz para ganarse el respeto del mercado y la fidelidad de los clientes, sino que tiene a la vez un impacto directo en la rentabilidad y los dividendos. En la Bolsa de Nueva York ya existen dos índices que cotizan intangibles como el respeto a las normas medioambientales.

La economía empresarial es cada día más consciente del beneficio inducido que reporta la acción social, que actúa como una publicidad blanca y un refuerzo de la marca. Además, el pinchazo del globo bursátil y los escándalos contables han dejado de nuevo arrinconado el prototipo de ejecutivo individualista, con aire y alma de conquistador, en favor del gestor discreto, impulsor del trabajo en equipo. Para recobrar la confianza de los inversores surge la necesidad de transparencia y de dotar a las empresas de códigos de buen gobierno.

En España, el Banco Santander Central Hispano ha elaborado una memoria, que será presentada a la aprobación de la junta de accionistas del próximo 21 de junio, en la que figuran los sueldos de los consejeros y altos directivos. También los compromisos de pensiones, los planes de opciones sobre acciones y los créditos que tienen asumidos con la entidad. La política de puertas abiertas zanja asimismo el espinoso asunto de la multimillonaria indemnización del ex consejero delegado, Ángel Corcóstegui, con incompatibilidad de diez años para trabajar en banca incluida.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Más importante aún es la propuesta a la asamblea de accionistas de eliminar todos los blindajes de la sociedad frente a potenciales nuevos socios. Si la iniciativa prospera, quedarán derogadas la limitación de los derechos de voto, la exigencia de mayorías cualificadas para decisiones de fusión o para nombrar presidente o vicepresidentes. Se eliminará también el requisito de haber sido consejero durante cinco años para optar a la presidencia. La entidad funcionará bajo los principios de mayoría simple y una acción, un voto.

El ejemplo de transparencia va más allá de la práctica de las principales corporaciones estadounidenses y sólo tiene reflejo en lo que ya es norma consolidada en el Royal Scotland Bank, el socio de referencia del Santander. Los cambios superan incluso las exigencias planteadas por el Código Olivencia y las recomendaciones de la Comisión Aldama sobre normas de buen gobierno.

Para este acto de desnudez, el gran banco español, la decimoquinta entidad financiera y una de las cien mayores empresas del mundo por volumen de negocio, ha necesitado meses de discusiones internas. La decisión responde al objetivo de mejorar su imagen, deteriorada por asuntos judiciales y por el impacto en sus cuentas de la crisis en Latinoamérica. Con este paso adelante, el Santander toma la delantera y actuará de acicate para otras grandes empresas, pero ya no podrá volverse atrás de su vocación de transparencia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_