_
_
_
_

El miedo pone a Gurovic en rebeldía

El alero serbio del Unicaja se niega a viajar a Croacia con su equipo por temor a represalias

En tiempos de guerra, el temor es libre y poderoso. Milan Gurovic, el alero serbio de Unicaja, se ha negado a viajar a la capital de Croacia, Zagreb, donde mañana su equipo debe jugar contra el Cibona en la Euroliga de baloncesto. El jugador asume los riesgos de su decisión, que cuanto menos le costará una sanción económica del club, pero aduce un motivo fuera del alcance de cualquier raciocinio: miedo.

El jugador dice temer por su integridad física y sospecha de que durante su estancia en Zagreb pudiera sufrir represalias por el tatuaje que luce en su brazo izquierdo: una imagen del general ultranacionalista serbio Draza Mihajlovic, fusilado en 1946 acusado de genocida y de servir a los intereses de la Alemania nazi.

Aficionado a los tatuajes -tiene varios-, Gurovic decidió estamparse la imagen del polémico general el pasado verano, después de ganar con su selección el campeonato del mundo celebrado en Indianápolis (Estados Unidos). El entrenador de Unicaja, Bozidar Maljkovic, también serbio, dice que se temió un problema así cuando en septiembre Gurovic reapareció en Málaga con el general Mihajlovic en su brazo. Pero cayó. Maljkovic no se pronuncia, no quiere polémicas innecesarias, y ayer se limitó a lamentar que la ausencia de Gurovic "perjudica deportivamente" al equipo.

El episodio es una muestra más de los odios y el rencor que tradicionalmente han dificultado la convivencia en los Balcanes, y de que, pese a la desmembración en cinco estados independientes de la antigua Yugoslavia, aún se mantienen encendidos algunos rescoldos.

La figura del general Mihajlovic sigue siendo reivindicada por algunos grupos radicales yugoslavos. Ya durante la última guerra de los Balcanes, algunos extremistas serbios refundaron el movimiento chetnik que él inspiró. Y en las últimas elecciones generales, el pasado diciembre, el Partido Radical del ultranacionalista Vojislav Seselj, usó su imagen en los actos públicos.

El jugador se apresuró ayer a negar que tenga afinidades con Mihajlovic. Negó que éste fuera fuera nazi, y que el ex presidente yugoslavo procesado por crímenes contra la humanidad por el Tribunal de La Haya, Slobodan Milosevic, tuviera nada que ver con el polémico general, y también que tiene "muchos amigos croatas" y que no siente odio ni por éstos ni por otras nacionalidades. Pero todo es en vano, la realidad es que Gurovic se ha negado a viajar a Croacia.

El jugador ya advirtió de sus temores hace una semana, e incluso dijo que contrataría a dos gualdaespaldas para que le acompañaran en el viaje. La directiva de Unicaja trató de darle todas las garantías de seguridad, y creyó enterrado el asunto, hasta que ayer el jugador comunicó su decisión final. El asesinato hace una semana en Belgrado del presidente serbio Zoran Djindjic pudo ser el detonante decisivo de tanto miedo.

Un portavoz del Club Baloncesto Málaga dijo ayer que Gurovic cree que si viaja "corre peligro físico porque hay mucha gente con odio por la guerra". La directiva ya ha anunciado la apertura de un expediente disciplinario al jugador por todo este caso.

Gurovic lanza a canasta.
Gurovic lanza a canasta.JULIÁN ROJAS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_