Un cáncer sobre la naturaleza
El filósofo Jesús Mosterín advierte en Alicante de que algunos comportamientos del hombre amenazan el desarrollo
"La especie humana lleva doscientos años actuando como un cáncer sobre la naturaleza". Así de contundente se manifestó ayer en Alicante el catedrático de Filosofía Jesús Mosterín, que denunció la falta de armonía con la biosfera y repasó algunos de los problemas más graves que amenazan la sostenibilidad. La única esperanza que dibujó ante un panorama pesimista es que el hombre actúa sobre la naturaleza como "un cáncer consciente", sabe que algo falla y, como ejemplo, citó la eclosión demográfica. Con 6.000 millones de personas "contaminando, consumiendo agua, papel y generando problemas medioambientales, no podemos garantizar un futuro para todos", proclamó.
El filósofo hizo estas declaraciones antes de inaugurar en el Aula de Cultura de la CAM el seminario sobre Los animales y los hombres que reunirá a expertos de diversas disciplinas para analizar las relaciones de los seres humanos con los animales. O mejor dicho, de los animales humanos y de los no humanos, como prefiere llamarlos Mosterín. En su conferencia, titulada Culturas animales:¡Vivan los animales!, el profesor desgranó algunas de sus teorías y habló de las distintas culturas animales. "La cultura en cuanto a transmisión de la información por aprendizaje social excede el ámbito humano y alcanza a varias especies animales", dijo Mosterín quien recordó el caso de las culturas de los chimpancés que se extienden por África, donde se han limitado tres áreas distintas de culturas diferenciadas de estos mamníferos; o la de los macacos en Japón, cuyas culturas están siendo investigadas durante los últimos diez años por los expertos.
El profesor, autor de libros como Los lógicos, Ciencia viva o Vivan los animales, defiende una armonía entre los seres humanos, los animales y su entorno natural. Un objetivo difícil y complejo, pero no imposible. "Ante este panorama de destrucción soy pesimista, pero en el fondo tengo esperanzas de que algo cambie", dijo Mosterín quien puso como ejemplo que en España, ante una vorágine demográfica generalizada, durante los últimos años la tasa de natalidad se ha reducido notablemente. Otro caso para la esperanza es que en Europa se empiezan a aplicar determinadas políticas ambientales.
Sin embargo, tal y como explica Mosterín, "los animales son la última frontera de la moral", y en este sentido queda mucho camino por recorrer. Los animales domésticos tienen una relación de "amor y odio" con los humanos. En el caso de las corridas de toros, en el País Valenciano se celebran cada año 2.000 corridas y bous al carrer, que para Mosterín son "una salvajada, cutre y borracha". El filósofo puso otro ejemplo: las gallinas de corral. "Viven en campos de concentración, sin luz, apretadas, entre rejas y comen pienso mezclado con antibióticos. Su vida es un infierno", agregó.
Con su intervención se inauguró ayer en Alicante el seminario Los animales y los hombres que durante las próximas semanas contará con la participación de expertos como Ferran Costa, director del Parque Zoológico de Barcelona, Eudald Carbonell, codirector del Proyecto Atapuerca, o Gustavo Bueno, filósofo. Cerrarán las conferencias Víctor Gómez Pin y Javier Echevarría, catedráticos de Filosofía.
El coordinador del ciclo, Fernando Pérez Herranz, profesor de la Universidad de Alicante, explicó que se trata de analizar las relaciones entre hombres y animales, unas relaciones que nos gustaría que fueran armónicas, pero que en ocasiones son conflictivas. En algunos casos generan simpatía, en otros repugnancia.
"El gran problema filosófico es determinar si el hombre es un continuo del animal o son seres singulares", dijo el profesor, quien recordó los avances que en esta materia se han registrado en los últimos años gracias a las nuevas ciencias de la etología y paleontología.
Pérez Herranz concluye que el lenguaje es la principal singularidad del ser humano, y que con respecto a algunos homínidos compartimos el 97% del código genético.
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