'Atrapados' en Expo-Ocio
Expo-Ocio reúne en su primer día a miles de personas, que esperaron turno para conocer las mejores ofertas de disfrute
Una cola para recoger una bolsa de palomitas recién sacada del microondas. Otra para montarse en un avión del Ejército. Otra más para asistir a una explicación de cómo funciona una plancha último modelo. Y miles de personas paseando con cara de agobio con bolsas de publicidad y globos atados a las manos. Expo-Ocio abrió ayer sus puertas en el recinto ferial Juan Carlos I y, desde primera hora de la mañana, comenzaron los atascos en las entradas de la zona.
Fuera de la cumbre de ocio, el buen tiempo animaba a muchos a disfrutar del césped del parque del complejo ferial; dentro, las marcas comerciales desplegaban todos sus encantos para captar futuros clientes. "¿Quieren información de...?", repetían casi al unísono las sonrientes azafatas colocadas a las puertas de cada caseta mientras alargaban un folleto publicitario.
Las casetas que más furor causaron fueron el expositor del Ministerio de Defensa -con largas colas de niños esperando a que un fornido soldado les colocase un paracaídas en la espalda-, la dedicada al parque de nieve Xanadú -con un simulador virtual para practicar esquí- y la de unos sofás que hacen masajes. Allí, un matrimonio de jubilados descansaba con los ojos cerrados sobre unos mullidos sofás mientras un profesional accionaba con un mando a distancia los resortes necesarios para que comenzara el masaje.
No muy lejos de allí, un grupo de niños disfrutaba jugando dentro de una lavadora gigante. "¡El que encuentre una bolita blanca tiene premio¡", gritaba una animadora con un micrófono inalámbrico en plan Madonna. Unos metros más allá, un grupo de mujeres atendía a las explicaciones de una experta en planchado. "¿Veis?, tiráis del muelle y plancháis así", ilustraba la mujer para enseñar el manejo un artefacto innovador.
Las mujeres abandonaron el lugar y se acercaron a otra zona muy concurrida: la dedicada al turismo. Juan y Marga, una pareja de Aluche, salieron de la feria con decenas de folletos sobre apartamentos, apartahoteles, caravanas, cámpings y demás opciones vacacionales. Mientras, una monja escuchaba muy atenta las explicaciones que salían de un televisor gigante sobre los beneficios de descansar en un balneario.
Llegó la hora del almuerzo y los restaurantes de comida rápida que hay en los recintos feriales se fueron llenando de visitantes con los pies destrozados de tanto ir y venir. Al final, como en toda feria que se precie, en Expo-Ocio también hubo niños perdidos, carteristas, ligoteo entre los comerciales y papeleras en las salidas llenas a rebosar de folletos publicitarios. Pasen y vean.
Expo-Ocio. Recinto Ferial Juan Carlos I. Pabellones 1, 3, 5 y 7. De 11.00 a 21.00. Entradas: adultos, 7 euros; niños hasta 14 años y tercera edad: 3, 5 euros. Información: 91 549 48 00.
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