El escondite de Tanja Smit
Ya el propio título de la muestra, Hide and seek o el juego del escondite, tiene algo de prometedor. Podemos imaginarnos a la artista, la holandesa Tanja Smit (Voorburg, 1961), no tanto jugando a esconderse, sino más bien en la tesitura de ir a buscar a sus compañeros de juego después de haber contado hasta diez, cuando, una vez abiertos los ojos, se encuentra con cosas y situaciones que no esperaba.
De hecho, a lo largo de una trayectoria admirablemente independiente, Tanja Smit parece haber entendido el arte no como el lugar en donde entregarse desesperadamente al encuentro de lo nuevo, sino como uno de los ámbitos más propicios para la búsqueda y el hallazgo de lo escondido, de lo que se oculta en los estratos liminares o en las zonas de penumbra de la experiencia.
TANJA SMIT
'Hide and seek'
Galería Tomás March
Aparisi y Guijarro, 7.
Valencia
Hasta el 31 de marzo
Lo que encuentra Tanja Smit nos lo presenta en forma de figuras genéricas insertas en contextos abstractos. Se trata sobre todo de imágenes neutras y esquemáticas, desindividualizadas, de carácter tipológico. Son objetos y personajes familiares, conocidos: una barca, un caballo, una cabra, un hombre o una mujer inmersos en espacios complejos y pregnantes, muchas veces articulados en tramas geométricas, sorprendidos en actitudes ocasionalmente indefinidas, entre la acción y la contemplación, en coyunturas en donde traslucen conexiones y asociaciones insospechadas.
En coherencia con esta concepción indagatoria, interesada en el cultivo del detalle, y haciendo gala de una encomiable hostilidad a la grandilocuencia, la pintura de Tanja Smit muestra una clara preferencia por el pequeño formato (muchas de sus obras son del tamaño de un ladrillo) y por la extrema delicadeza de la composición. Su técnica favorita, el temple al huevo, favorece las trasparencias y las superposiciones, a la vez que deja ver el proceso de trabajo.
Junto a ello presenta también un conjunto de obras producto de la manipulación del papel impreso: páginas de periódicos y de libros sobre las cuales, al hilo de las letras, traza figuras en forma de constelaciones, redes o conductos orgánicos, o donde las palabras elegidas se convierten en centros de un torbellino. Es aquí donde más evidente se hace la profundidad y la sutileza de su trasfondo lúdico y, desde luego, de su sentido del humor.
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