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Reportaje:ATLETISMO | Campeonatos del Mundo en pista cubierta

El nuevo mesías de la velocidad

Aun sin experiencia, Justin Gatlin acapara a sus 21 años la atención

Santiago Segurola

Un muchacho de Brooklyn, criado al amparo del sol de Florida, comienza a apuntar las maneras de los velocistas de época. Se trata de Justin Gatlin, el atleta que se anuncia como alternativa a Maurice Greene y Tim Montgomery, cuyo dominio comenzaba a lastrar el interés por las pruebas cortas.

Con apenas 21 años y sin ninguna experiencia internacional, Gatlin será el atleta más observado en los Mundiales. Es el privilegio que corresponde a quienes se anuncian como mesías en las carreras de velocidad, cuyo magnetismo convoca por igual a los aficionados y a las grandes compañías de ropa y calzado deportivo. Una nueva y gran estrella en los 100 metros es tan singular como un diamante: aparece inesperadamente, posee una extraña belleza y genera un nervioso entusiasmo.

Víctima del síndrome de Desorden Deficitario de Atención, llegó a ser sancionado debido a las medicinas que tomaba
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Gatlin anunciaba desde hace dos años la clase de atleta que es: uno destinado a la grandeza. Hace tres años comenzó a cobrar notoriedad en el circuito universitario estadounidense. Defendía los colores de los Volunteers, el equipo de la Universidad de Tennesee, al que llegó como presunto aguador de Leonard Scott, velocista que alternaba excelentes marcas con fracasos resonantes. Pero era el jefe.

Gatlin no parecía otra cosa que su aprendiz. Llegaba de Pensacola (Florida) con un físico prometedor (1,80 metros y un buen chasis de velocista) y sin demasiadas credenciales. Quería convertirse en un buen vallista, aunque pronto le disuadieron para que probara en los 100 y los 200 metros. El resultado fue espectacular. Con 19 años ganó los Campeonatos Universitarios de Estados Unidos en ambas pruebas. Un año después repitió el éxito. Habían transcurrido 45 años desde la última hazaña semejante en el circuito universitario. Y no la protagonizó cualquiera, sino Bobby Morrow, el gran sprinter tejano que ganó los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956.

Gatlin tenía 19 años cuando corrió los 200 metros en 19,86 segundos, marca que no se contabilizó como legal porque el viento a favor superó los dos metros por segundo. Pero el registro hablaba de un atleta especial. Por si acaso, hizo 10,08s en los 100 metros y un año después fue uno de los tres atletas que bajó de los 20 segundos en los 200. Lo extraño es que aquella marca (19,98 segundos) no figuró nunca en las lista oficiales de la Federación de Estados Unidos y de la Internacional (IAAF). El problema es que Gatlin estaba suspendido por el consumo de una anfetamina prohibida por ambos organismos, circunstancia que no sucedía en la Liga universitaria norteamericana, en la que el Adderol no figuraba en la lista de marcas prohibidas.

El caso tuvo matices muy interesantes. Gatlin sufre desde los nueve años un síndrome conocido como Desorden Deficitario de Atención, problema que le obligó a medicarse desde niño. En su entorno y en las competiciones universitarias se sabía de la enfermedad que sufría, pero no ocurría lo mismo en la federación nacional y la internacional, que le suspendieron por dos años. Gatlin dijo en su defensa que la medicación no le ayudaba en sus marcas, sino que le producía fatiga y lastraba su rendimiento.

El expediente fue revisado a finales del verano de 2002 por la IAAF, que le permitió regresar a la competición. Se consideró que Gatlin había obrado de buena fe y que la medicación era necesaria. Hubo una exigencia añadida: debía informar en todo momento a las autoridades médicas de las sustancias que ingería. Gatlin no tuvo problema. Abandonó el Adderol porque no quería ni una sombra de sospecha.

También abandonó a medio camino su condición de amateur universitario. A finales de otoño decidió enrolarse en el equipo de Trevor Graham, el gurú jamaicano que entrenaba a Marion Jones y Tim Montgomery. Cuando ingresó en él, Gatlin no encontró a sus célebres compañeros. Habían dejado a Graham, que no ha tardado en proclamar la excelencia del novato.

En cuatro meses, Gatlin ha ofrecido todas las señales de los fenómenos. Ha arrancado con la mejor marca mundial del año (6,45s) en los 60 metros y tiene en su cabeza destronar a Greene y Montgomery. No es poca cosa. Así que todo el mundillo del atletismo estará pendiente de lo que haga en Birmingham.

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