El retiro espiritual de Imbroda
El técnico del Madrid, satisfecho con la curiosa terapia con la que ha intentado recuperar la confianza del equipo y sacarlo de la crisis
Entrenar y hablar, entrenar y hablar, recuperar el ánimo. Durante dos días y medio, el Real Madrid de baloncesto ha tratado de combatir su crisis, agravada con la paliza de 25 puntos propinada el sábado por el Estudiantes, con unas jornadas de convivencia en Rivas-Vaciamadrid, sesiones de paz y tranquilidad para calmar los ánimos y alejarse de la presión y las críticas. "El ambiente nos estaba fagocitando", afirma Lucio Angulo para aplaudir la decisión de su técnico, Javier Imbroda. "Necesitábamos aislarnos".
Si esta curiosa terapia ha reportado o no beneficios al equipos comenzará a comprobarse esta tarde en Lugo, donde jugarán contra el modesto Breogán. "Estamos deseando que llegue el partido", afirma Herreros, el capitán, "para convencernos de que sí, de que esta concentración ha sido útil".
Por el momento, y según la opinión de los protagonistas, el balance del encierro no puede ser más entusiasta. "El equipo es mucho mejor de lo que están demostrando los jugadores; la comunicación es muy buena", señala Imbroda. "Y el ambiente también", añade Alfonso Reyes, "como siempre".
"He tratado de explicarles que las soluciones pasan en gran medida por recuperar la sencillez en el campo, por recuperar el ánimo", comenta el entrenador, para quien la única crisis del equipo es de confianza. "Es evidente que muchos jugadores han estado por debajo del rendimiento que se les esperaba. Quizás no se han encontrado cómodos, no sé, pero desde luego son mejores de lo que muestran en los partidos".
Menos frío, Herreros afirma que "la situación es desesperada y angustiosa" y no ve más solución que "saber canalizar toda la rabia" que todos llevan dentro. Lucio Angulo, sin embargo, no cree que sea una cuestión de desplegar más coraje en la cancha. "Se trata de reconocer que hemos hecho las cosas mal y asumir cada uno su parte de responsabilidad. Si de verdad somos profesionales, sacaremos esto adelante".
Ni en sus peores sueños, Imbroda se podía imaginar que el destino le iba a reservar un año de sufrimiento como el que está atravesando. Pero no se desespera: "Hemos padecido toda clase de contratiempos y ahora no nos queda más remedio que afrontarlos, sin esconderse".
"No me arrepiento de haber venido aquí", añade el técnico. "En su momento fue una decisión muy difícil, pero no me arrepiento. Lo único que tengo que hacer ahora es pelear y aprender de las dificultades, que no es sencillo. Uno nunca puede abstraerse por completo del ambiente que hay alrededor... Y un porcentaje muy alto de lo que se publica es negativo", explica.
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