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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sobre Antigua

La literatura postcolonial representa una de las más recientes tendencias en literatura de las minorías que proviene de Estados Unidos. Como la literatura feminista, de forma que si se dan esos dos componentes podemos encontrarnos con textos (quizás es demasiado llamarla novela) como Un pequeño lugar, de Jamaica Kincaid (Antigua, Barbados, 1949), traducido por Javi Cillero, uno de los mejores narradores vascos, y traductor en una agencia internacional en Ginebra.

La editorial Txalaparta guarda un lugar bien desarrollado para ese tipo de literatura que produce textos recomendables, a veces sólo por ofertar nombres desconocidos por estos lares. No habría que olvidar que esa editorial fue la primera en publicar en castellano a Mía Couto, por ejemplo.

Un pequeño lugar es un alegato anticolonial divido en cuatro partes bien diferenciadas. Una primera de diálogo con un turista despreocupado que llega a la isla, en una interpelación que mezcla las dos visiones divergentes del turista distraído y de la voz narradora y concienciada. En segundo lugar, la voz narradora -el yo presente de la autora- recrea una Antigua vivida por ella en el tránsito de la influencia inglesa a la influencia norteamericana, un relato íntimo y político de recuperación del pasado oprimido. La tercera parte es la más política y consiste en la denuncia de un grupo de políticos corruptos y cercanos al esperpento. La última se desarrolla como un corolario de acercamiento a Antigua, a su belleza, pero también a su miseria. A un identidad que se quiere, sobre todo, humana e histórica.

El texto se ofrece como un discurso unitario, bronco, directo, muchas veces desabrido, a veces mal humorado, que sólo se rompe con tonos que recuerdan a lo real maravilloso en su vertiente más turbia. Pero la búsqueda de una identidad y la crítica a esa identidad que la autora busca sin descanso producen la paradoja más válida del libro: ese mundo donde lo ordinario se convierte en extraordinario, y lo extraordinario en cotidiano. Kincaid produce una guía de viajes, pero una guía que desde lo sentimental se remonta a la conciencia crítica.

El alegato no resulta perverso. El tono de indignación domina el discurso sobre otra consideración y no da tregua al lector. Pero la visita a Antigua resulta convincente. La autora nos abre las puertas de la belleza, pero sobre todo, de un caos político y social. Una mirada lacerante, para un discurso sincero.

Jamaica Kincaid: Un pequeño lugar. Txalaparta, Tafalla, 2003, 85 páginas + 9 de catálogo, 12.50 euros.

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