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ETOLOGÍA | Comportamiento reproductor

El estudio del cortejo de la hubara canaria indica su precariedad

Las carreras nupciales del macho de la hubara canaria -chlamydotis undulata fuertaventurae-, un ave en peligro de extinción que sobrevive en las islas de Fuerteventura y de Lanzarote, han servido al ornitólogo Joachim Hellmich para estimar la grave situación de descenso de la población de esta especie, cuyo número de ejemplares se desconoce.

La fidelidad del macho de hubara canaria al mismo punto de su territorio -prácticamente el mismo metro cuadrado-, donde anualmente realiza la seducción de la hembra, es un dato clave de los estudios realizados por este investigador, miembro del grupo de aves esteparias de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El plumaje y el comportamiento bush rounding (esconderse paralizado detrás de una mata o una piedra) de la hubara canaria, mimética respecto al ecosistema estepario en el que habita, hace muy difícil realizar censos de este ave, así que Hellmich aprovecha el tiempo de cortejo -una peculiar danza, acompañada de un espectacular despliegue de plumaje- para realizar los recuentos. El control del núcleo de reproducción, término acuñado por Hellmich, sirve de indicador para averiguar la tendencia demográfica de la población. Los datos indican que desde el censo de 1998 al de 2003 los machos de hubara canaria han descendido en Fuerteventura un 35%.

La hubara canaria es una especie de avutarda de medio tamaño, clasificada en el Libro Rojo y en los catálogos nacional y autonómico en peligro de extinción, y declarada símbolo de la naturaleza de Fuerteventura por el Parlamento de Canarias.

Entre las aves esteparias, la hubara es la única que en el cortejo realiza estas peculiares carreras nupciales. Hellmich, que en la actualidad hace trabajos de campo para un proyecto financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, estima que el macho puede realizar hasta 8.000 carreras en la temporada de reproducción, de diciembre a abril.

La espectacular danza del macho comienza en uno de estos puntos del territorio. El ave, prácticamente inmóvil, primero estira el cuello, después echa la cabeza hacia atrás; el plumaje de su cabeza y su pecho se convierten en una llamativa bola de plumas blancas y, como si de un tic se tratara, emprende rápidamente en círculos estas carreras levantando las patas hacia adelante -como el zapateado con sus enaguas de una bailaora flamenca- girando numerosas veces, y frenando en seco, hasta volver de nuevo a su posición inicial.

El factor que desencadena la reproducción de la hubara es la lluvia. En los años de mucha agua, este ave puede sacar adelante hasta tres pollos, pero, según el naturalista, lo normal es que incube dos huevos.

Desde 1980

Hay sitios de carrera utilizados ya en 1980 que siguen ocupados en 2003. Estos lugares mantienen determinadas características: posibilidad de control visual mutuo de los machos vecinos, con una distancia media de unos 700 metros entre ellos, situados en puntos dominantes en el paisaje. "Cuando uno de estos sitios se queda vacío por desaparición de su macho reproductor, otro macho debería ocuparlo. Pero esto en algunos casos no se está produciendo", indica Hellmich.

Los estudios de núcleos reproductores en el noroeste de la isla, en una de las áreas más importantes de este ave, han comprobado que el 82,5% de los lugares de cortejo de la hubara se han quedado fuera del espacio protegido. Asimismo, otros muchos puntos de parada nupcial se ven afectados por planes urbanísticos, campos de golf, vertederos, extracción de áridos y carreteras. El último censo total, de 1994, estimaba que la población de toda Canarias era de 559 hubaras.

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