"Cortaremos 100 cabezas para vengar al mártir"
"Cortaremos 100 cabezas para vengar el asesinato de nuestro mártir", clamaron ayer decenas de miles de palestinos por las calles de Gaza. Una multitud enardecida acompañó al cementerio el cuerpo del dirigente político-militar del movimiento integrista palestino Hamás, Ibrahim al Makadme, asesinado, junto a tres de sus guardaespaldas, por un misil aire-tierra israelí. Para los palestinos éste es un nuevo episodio de la guerra sucia contra los dirigentes de la Intifada; para Israel, la eliminación de un peligro terrorista.
Las proclamas y los gritos de los manifestantes se confundían con los disparos al aire de las armas automáticas de los militantes que acompañaban el cortejo fúnebre y con las palabras del dirigente de Hamás, Abdelaziz Rantisi, quien aseguró que las fuerzas israelíes habían "cruzado una línea roja" con este asesinato y repetía la consigna distribuida entre sus militantes de matar a responsables políticos de Israel.
En el transcurso de la mañana, los militantes de las Brigadas de Ezzedine Al Qassam, el brazo armado de Hamás, volvieron también a disparar misiles Qassam 2 contra la localidad israelí de Sderot, situada al otro lado de la línea verde. Los proyectiles apenas causaron daños, pero provocaron de nuevo el pánico de una población, que desde hace meses se ha convertido en el blanco de los ataques fundamentalistas.
Las amenazas de los radicales palestinos han puesto en estado de alerta a la policía de Israel, que en las últimas horas ha redoblado la vigilancia de algunas zonas del país, especialmente de las localidades de Zochav Fair, donde vive el ministro de Defensa Saul Mofaz, y en Gideon Ezre, donde reside el ex primer ministro Ehud Bark y altos responsables del Ejercito. Los servicios de seguridad israelí tienen muy presente el asesinato del ministro de Turismo, Rehavam Zeevi, hace dos años, perpetrada por un comando del Frente Popular para la Liberación de Palestina, tras infiltrarse en un hotel de Jerusalén donde residía con su familia.
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