El Rayo coge aire y castiga la apatía del Celta
Le gustaba al Celta el empate a cero, ¿por qué no? Así que Jesuli y Ángel, sustituidos por Lotina, se iban tranquilamente hacia el banquillo, paseando, ya que el reloj era un aliado que corría a su favor. No había hecho nada el equipo céltico para conseguir ese resultado. Sencillamente, se había aprovechado del abotargamiento habitual del Rayo para sumar lo que no merecía.
En éstas que el Rayo, que se jugaba la vida, tocó a rebato, acumuló saques de esquina a favor y en uno de ellos, tras varios rechaces, la pelota cayó en la pierna izquierda de Míchel. Mal asunto. La acarició el capitán y De Quintana, que se había quedado a vivir en el área rival, cabeceó con precisión.
El Celta acababa de pagar con creces su apatía, su desprecio al fútbol. No intentó nada, no mostró un grado de fantasía. Y estando como está el Rayo, al que le soplas y baja a Segunda, la culpa de que el partido fuera un insulto recayó en su totalidad sobre el Celta, un equipo que ha perdido hasta el buen gusto.
RAYO VALLECANO 1 - CELTA 0
Rayo: Segura; Mario, Corino, De Quintana, Graff; Iriney, Azkoitia; Julio Álvarez (Luis Cembranos, m. 55), Peragón, Míchel (Dorado, m. 90); y Bolo (Bolic, m. 69).
Celta: Cavallero; Velasco, Cáceres, Juanfran; Ángel (Coira, m. 84), José Ignacio, Luccin, Sylvinho; Gustavo López (Catanha, m. 62), Jesuli (McCarthy, m. 84); y Edu.
Goles: 1-0. M. 88. Tras un córner, el balón sale rebotado al centro del campo, Azkoitia lo envía a Míchel, que saca un centro magnífico desde la derecha que cabecea De Quintana en el punto de penalti.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Julio Álvarez, Iriney, Azkoitia, Peragón, Luccin, Jesuli y Ángel.Unos 14.000 espectadores en Vallecas.
Se supone que habrá habido en la historia partidos peores que el que se vio en Vallecas, pero no conviene asegurarlo. He aquí un espectáculo en el que la primera acción digna de alabanza, la primera jugada que admite el calificativo de peligrosa, se produce en el minuto 70, una falta prodigiosamente lanzada por Luis Cembranos que golpeó la cruceta. Todo lo anterior pertenece al manual de los horrores.
Consideró Lotina, técnico del Celta, que, dado el escenario, dado que en Vallecas los partidos suelen ser confusos, ruidosos y de poco fútbol, lo mejor era prescindir de Mostovoi. Así que entre que el Rayo le tiene alergia al balón y que la imaginación del Celta descansaba en el banquillo, lo que se vio durante una hora fue una patraña, un insulto. Nada de nada. Pero dado que el Celta ni siquiera amenazaba con hacer daño, de hecho su primer y único disparo a puerta llegó a falta de 10 minutos, un voleón de Luccin que Segura despejó magistralmente, pues el Rayo se animó, quizá porque no le quedaba otra. Al dictado de Luis Cembranos, el Rayo se fue a por todas y a falta de dos minutos la zurda de Míchel y la cabeza de De Quintana castigaron a un Celta que pasó por Vallecas como un fantasma.
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