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Apuntes

La Politécnica de Valencia, a la cabeza del desarrollo del crédito europeo

Más de 700 profesores se han involucrado ya en el proyecto para redefinir el crédito europeo

La consolidación del espacio europeo de enseñanza superior ha empezado la cuenta atrás. El curso 2005 será el primero en implantar el nuevo ETCS (European Credit Transfer System) entendido éste como una "nueva unidad de medida del saber académico". La Politécnica de Valencia ha sido, entre otras seis universidades españolas, premiada por el Consejo de Coordinación Académica por sus programas de mejora de la calidad docente. Dos años después de la puesta en marcha del Proyecto Europa, impulsado por el Vicerrectorado Académico en coordinación con el Instituto de Ciencias de la Educación de la UPV, "más de 700 profesores sobre una plantilla de 2.500" se ha involucrado ya en el desarrollo de fórmulas para mejorar la enseñanza e implicar activamente al alumno, lo que enlaza directamente con la filosofía del nuevo espacio europeo contenida en las Declaración de Bolonia.

Su responsable, Eliseo Gómez-Senent, está convencido de que "en la filosofía de transformar créditos docentes en créditos discentes, lo más complicado es mentalizar al profesorado de la necesidad de cambiar la forma de enseñar y, sobre todo, que entienda que al eliminar el peso teórico hay que reducir conceptos o materiales curriculares, que se repiten en varias carreras". Para acabar con los llamados "títulos de propiedad" por áreas o departamentos más resistentes a los cambios, la Politécnica diseñó un sistema de coordinadores de centro, títulos y departamentos, que ya ha dado sus frutos: "En este momento, el 90% del profesorado está convencido de que el esfuerzo merece la pena", asegura.

Europa ya es un hecho. Y la construcción del espacio europeo de enseñanza superior es, por tanto, un proceso irreversible. "No observar qué se hace en Europa sería como darle la espalda al futuro", sostiene Eliseo Gómez-Senent, vicerrector de Coordinación Académica y Alumnado. Goméz-Senent -convencido de que la Unión Europea culminará a medio plazo con la coordinación de políticas y normas legislativas por parte de los estados miembros- impulsó hace dos años la puesta en marcha en la Universidad Politécnica de Valencia del Proyecto Europa para mejorar la calidad docente con un objetivo doble: introducir cambios "culturales" y "estructurales" tanto en la manera de enseñar (del docente) como en la actitud de aprender (del alumno).

El proyecto que -"inició su andadura con la poca credibilidad de algunos, pero con la ilusión de la mayoría"- involucra actualmente "a más de 700 profesores sobre una plantilla de 2.500" y acaba de recibir uno de los seis premios del Consejo de Coordinación Universitaria a la mejora de la calidad docente, junto a las universidades Rovira i Virgili, del País Vasco o Murcia.

De los cinco programas de ayudas en que está estructurado el Proyecto Europa, el AME (Ayudas a la Mejora de la Enseñanza), coordinado por el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) es el que plantea "cambios metodológicos" y busca fórmulas para sustituir "la clásica lección magistral" por "una docencia que genere una actitud activa por parte del alumno". Es, por decirlo de forma gráfica, el programa que enlaza directamente con la filosofía de cambios que plantea la implantación del crédito europeo ETCs (European Credit Transfer System) en 2005. La introducción del "crédito europeo como unidad del saber académico" cambia el modelo de enseñanza basado en las horas docentes, por otro donde lo que se valora es el trabajo global del "discente" o alumno, no sólo en sus horas de clase. Y que, subraya Gómez-Senent, introduce otro factor clave en la formación: "orientar al saber", teniendo en cuenta que el alumno, además de saber, tiene que aprender a saber hacer y cómo hacer. "Existe el consenso de que el alumno con 60 créditos ETCs año (de una duración de 25 horas por crédito) debe ser capaz de superar un curso por carrera".

El reto, prosigue el vicerrector, es ¿cómo modificar la actual estructura docente y por asignaturas

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para que el alumno al final de cada curso tenga 1.600 o 1.700 horas de trabajo evaluable? y ¿cómo y con qué criterios se evalúa ese "esfuerzo/hora" del alumno? "Lo primero que se requiere", subraya, "es un cambio de mentalidad, no sólo del docente, sino del alumno, porque lo único claro es que la tradicional lección magistral pierde peso en la nueva estructura de estudios europeos por créditos ETC". Así, ahora en una asignatura el 50% corresponde a la clase magistral o teoría; el 25% a la resolución de problemas y el 25% a prácticas en laboratorio. La propuesta, en la que trabaja la Politécnica, propone convertir los tres ítems citados arriba en cinco: teoría, problema, laboratorio, servicios y actividades. "Con esta fórmula reducimos la presencia del alumno en el aula al 20% y proponemos que se destine una quinta parte de la formación a resolver lo que llamamos casos reales de aplicación técnica", responde.

"Coordinadores de título"

Gómez-Senent está convencido de que "en la filosofía de transformar créditos docentes en créditos discentes, para valorar el trabajo del alumno, lo más complicado es mentalizar al profesorado de la necesidad de cambiar la forma de enseñar y, sobre todo, que entienda que al eliminar el peso teórico hay que reducir "conceptos" o materiales curriculares que se repiten en varias carreras". Es decir, la reforma de la estructura de crédito lleva implícita una reforma de las asignaturas y la "inevitable" reforma de los planes de estudio a partir del 2005. "Nosotros estaremos preparados, otras universidades creo que no".

Pero, ¿cómo romper el tradicional feudo por áreas y asignaturas existente en centros y departamentos? ¿cómo acabar con los conocidos títulos de propiedad o núcleos de resistencia que aparecen en cada cambio de planes de estudio? Gómez-Senent está convencido de que este tipo de profesorado es "muy reducido" frente al "docente responsable que busca introducir el valor añadido en la enseñanza". Para evitar choques entre áreas, se ha ideado un sistema de "coordinadores" de centro, título y departamento, para estudiar cada una de las 53 titulaciones existentes para identificar, por ejemplo "si la Física de 1º se repite en Mecánica de 2ª, y buscar "acuerdos" a la hora de reducir o concentrar las materias. "En este momento el 90% del profesorado está convencido de que el esfuerzo vale la pena", concluye.

Proyecto Europa

El Proyecto Europa fue aprobado por la Junta de Gobierno de la Politécnica el 8 de mayo de 2000 con la finalidad expresa de "ilusionar a toda la comunidad universitaria en la dirección de que todos los colectivos que la forman dirigieran su esfuerzo hacia la mejora integral de la enseñanza y el aprendizaje". Hoy cuenta con cinco subprogramas, además del citado AME. Éstos son: El programa de Ayudas Complementarias a la Enseñanza (ACE), una especie de "premio al profesorado" en forma de estancias o bolsa de viaje, por cursos o volumen de publicaciones.

El ADO (Ayudas a Departamentos y Centros). Concebido con el objetivo de que cada centro cree su propio "miniconsejo", o a "asesor de centro", con una estructura mixta en la que participan colegios profesionales o asesores externos, para mejorar la orientación de los estudios. El programa ADO contempla la creación de la figura del "profesor tutor" y también la del "alumno tutor". Está inspirado en el modelo anglosajón, según el cual los mejores alumnos de los últimos cursos ayudan a los de los primeros.

El subprograma AFI (Ayudas a la Formación Integral) pretende contrarrestar las críticas a una formación excesivamente técnica, y completar la formación del alumno con asignaturas como ética, historia o procesos culturales, porque en el futuro los profesionales no sólo tendrán que saber sobre su especialidad, sino que ante la competencia europea creciente tendrán que demostrar que tienen criterio. El AMA (Ayudas a la Mejora del Aprendizaje) y a la formación por ejemplo en inglés, valenciano, o cualquier otro valor.

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