El motor del turismo se detiene
La amenaza de guerra hunde las reservas y agrava los problemas de un sector casi agotado, cuya aportación al crecimiento de la economía fue negativa en 2002
Este año tampoco va a ser bueno para el turismo. La leve recuperación que asomaba a finales de 2002 se ha esfumado ante la amenaza de guerra. El conflicto armado ha paralizado las reservas con vistas al verano y se ha sumado a una cadena de problemas de un sector que presenta grietas. Por primera vez en muchos años, en 2002 el turismo ha tenido una aportación negativa (-0,04%) al crecimiento de la economía española.
El motor de esta industria se ha detenido tras una serie de averías. Unas de carácter externo, como la crisis económica que afecta a los países emisores, especialmente Alemania. Otras son internas. El sector sigue muy atomizado, poco tecnificado, escasamente profesionalizado y mal coordinado. Ha basado su éxito en la oferta de sol y playa -más del 70% de la demanda- y la llegada masiva de extranjeros. Un modelo que presenta síntomas de agotamiento. El año pasado volvió a aumentar el número de turistas. Fueron más de 51 millones, pero gastaron un 5,1% menos.
No sólo se recibe un turismo de menores efectos multiplicadores sobre la economía. Son también visitantes que prefieren venir a viviendas que a hoteles, justo en un momento en el que la sobresaturación aparece en muchos destinos, tanto vacacionales como urbanos. En 2002, según algunas estimaciones, se abrieron en España 30.000 nuevas habitaciones mientras la ocupación no deja de caer. En cuatro años ha bajado seis puntos.
Si el sector no pone las bases para un crecimiento sostenido será difícil que afronte con éxito la competencia de países como los del este de Europa. Bulgaria y Croacia aumentaron el año pasado en torno al 10% su número de turistas. Y sus precios son un 20% más bajos.
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