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Ferrovial cambia de auditor

La constructora ha tardado cuatro meses en encontrar el sustituto de la antigua Andersen, que audita sus cuentas desde 1990

Amaya Iríbar

Deloitte & Touche ha firmado la última auditoría del Grupo Ferrovial. No lo hará el año que viene. El grupo constructor ha decidido cambiar de auditor después de 13 años -12 bajo el nombre de Andersen- y nombrará en la próxima junta de accionistas a PricewaterhouseCoopers como su sustituto para los próximos tres ejercicios.

¿Cuáles son los pasos que sigue un grupo con más de 200 empresas y con buena parte de su negocio fuera de España para elegir auditor? Ferrovial se ha negado a confirmar los detalles de este proceso para no quedar mal con los perdedores, que además seguirán supervisando las cuentas de algunas empresas del grupo. Éste comenzó oficialmente el pasado 23 de octubre y ha sido promovido y dirigido por la Comisión de Auditoría y Control, que preside el independiente Santiago Eguidazu.

Si hace unos años muchos de estos procesos se decidían por el precio, hoy las empresas prefieren no arriesgarse

El concurso no era abierto, sino que se invitó a participar a otras dos grandes firmas: PricewaterhouseCoopers y Ernst & Young, aseguran fuentes cercanas al proceso. Las big four -habría que añadir a KPMG- se reparten las 35 empresas del Ibex, con un claro predominio de Deloitte, que ha heredado la cuota de mercado de Andersen. Como en cualquier proceso de selección del auditor, y cada vez son más habituales según fuentes del sector, las compañías invitadas tuvieron que hacer una propuesta conforme a un pliego de condiciones donde se establecía el contenido del trabajo y los criterios de selección, entre los que están el precio y los méritos de cada firma.

Si hace unos años muchos de estos procesos se decidían en razón del precio, hoy las cosas han cambiado, coinciden varios auditores. Tras la sucesión de escándalos contables que empezaron con Enron, acabaron con Andersen y han tenido su último ejemplo en Ahold, las empresas prefieren no arriesgarse, aunque todas buscan precios competitivos. Tampoco Ferrovial, un grupo que tiene empresas de construcción, inmobiliarias, de infraestructuras y servicios, y el año pasado facturó 5.040 millones de euros. Fuentes del sector estiman que el coste de la auditoría del grupo puede estar en torno a los 2 millones de euros.

En la selección no sólo han tomado parte los miembros del comité de auditoría. Éste delegó algunos trámites en el director financiero, Nicolás Villén, que ha recibido las ofertas de cada auditora y ha negociado con los socios responsables de éstas, explican las mismas fuentes. Este proceso de discusión, que lleva entre 3 y 4 reuniones bilaterales, sirve para ajustar la oferta definitiva. Como Ferrovial es un grupo internacional, las auditoras tienen que contactar con sus oficinas en todos los países para elaborar el presupuesto.

Las ofertas iniciales de cada firma han ido seguidas de un proceso de valoración de varias semanas en el que se han tenido en cuenta distintos aspectos, como el currículum de los socios responsables del trabajo, la experiencia o su conocimiento del sector. Deloitte contaba con dos ventajas: conocer a la perfección el grupo y tener entre sus clientes a otras grandes empresas del sector, como Acciona, ACS, Dragados, FCC y Metrovacesa -que comparte con BDO Audiberia-. Esto no le ha servido para ganar la partida PricewaterhouseCoopers, que también supervisa las cuentas de Vallehermoso.

En Ferrovial subrayan que el cambio no tiene nada que ver ni con los escándalos ni con la calidad del trabajo de sus todavía auditores, ni siquiera con la entrada en vigor de la Ley Financiera, aunque en la nota remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se alude al "espirítu" de este texto, que entró en vigor en noviembre. Esta ley no obliga a cambiar de firma de auditoría, pero sí al socio y al equipo que audita a una empresa cotizada cada siete años.

El grupo que preside Rafael del Pino es la tercera empresa del Ibex 35 que decide sustituir como auditor de cabecera a los antiguos arturos desde que estalló el escándalo Enron. Antes lo hicieron Inditex y Acerinox, la primera por razones de precio y la segunda, por el cambio de auditor en la matriz, según Deloitte. El caso de Ferrovial parece evidente la voluntad de cambiar de firma. Está por ver si otras siguen su ejemplo. Lo que está claro es que los concursos cerrados, cada vez más definidos, son la fórmula que se impone a la hora de valorar si merece la pena cambiar de auditor.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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