Nuestro 'Le Monde'
El diario francés Le Monde ha sido desde la aparición de su primer número, el 18 de diciembre de 1944, un modelo de periódico independiente para millones de lectores y millares de periodistas en todo el mundo. Para los españoles que sufrieron el régimen de censura del franquismo fue además una referencia imprescindible y un auxilio en los combates por la democracia. Casi sexagenario hoy, Le Monde ha emprendido en los últimos ocho años una profunda tarea de renovación para adaptarse a las necesidades de un mundo en mutación tecnológica y social. Y lo ha hecho con éxito sin renunciar a su línea fundacional y a un itinerario de independencia y solvencia profesional que ha contribuido a engrandecer el oficio de informar.
El periódico que hoy preside Jean-Marie Colombani, con una redacción encabezada por Edwy Plenel, sigue siendo en lo esencial el mismo que fundó Hubert Beuve-Méry. Lo sabemos bien cuantos hacemos EL PAÍS. Con la mitad de años de historia en nuestras espaldas, hemos encontrado siempre en Le Monde un referente imprescindible de excelencia y, desde hace media docena de años, un asociado profesional y empresarial leal y eficaz, que nos ha permitido multiplicar esfuerzos para una mejor cobertura de la actualidad internacional y abrir horizontes a una cooperación en negocios de la información a escala europea.
No es extraño que un diario que ha hecho de la independencia su principal patrimonio se convierta en diana de quienes lo preferirían más moldeable a presiones políticas o empresariales. En su condición de actor principal en la sociedad de la información, Le Monde está sometido al escrutinio público y su historia es rica en polémicas y críticas feroces. Pero el escandaloso libro aparecido días atrás en Francia, bajo el título La cara oculta de Le Monde, nada tiene que ver con la investigación o la denuncia periodística.
Algo sabemos en EL PAÍS sobre estos métodos. A ellos sólo cabe responder en el único terreno en el que la calumnia se halla en inferioridad: la transparencia informativa. Éste es el camino emprendido por Le Monde, que ha contestado punto por punto a la batería de acusaciones injuriosas de que ha sido objeto. El equipo directivo y profesional con el que casi a diario intercambiamos artículos y debatimos proyectos informativos nos resulta del todo irreconocible en el espejo deformante de este libelo escandaloso.
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