Porras y escudos
Me indigna ver como la policía impone el orden a base de brutalidad indiscriminada, azotando a golpe de porra y escudo a personas que se manifiestan de forma pacífica por la razón que sea.
Fui testigo el día 3 de marzo de una batalla campal de policías y manifestantes en la plaza del Pi de Barcelona, cuando la policía intentaba despejar a los manifestantes de forma brusca, descargando toda la violencia que llevaban dentro contra cualquier persona que se encontrara en ese lugar; sin razón, sin otra intención que demostrar lo fuertes y poderosos que se creen cuando están juntos, cuando se creen gallitos de pelea.
Mi furia, rabia e impotencia no tenían cabida en mi puesto de trabajo, ajena a cualquier manifiesto.
Ahora puedo entender la furia de la juventud hacia la policía, el pánico que se les puede llegar a tener, que podemos llegarles a tener.
No puede ser que en un país democrático como nos lo pintan nos amputen el derecho a la libertad de expresión. Si lo ejercemos, ya vi las consecuencias sobre este grupo de manifestantes y sobre otros muchos de los que no fui testigo.