"El Cirque du Soleil quiere que el público sienta"
Vestido con un ajustado mono amarillo y verde, James Clowney se pasea por el escenario del Cirque du Soleil y se encara con todo aquel que se desmanda. Da paso al primer número de Saltimbanco, el espectáculo que la compañía canadiense presenta en Bilbao hasta el próximo 6 de abril, y hasta se atreve a hacer sus pinitos como acróbata, con fortuna desigual. Su gran figura impone, se deja ver por el escenario y se detiene respetuosa ante cada número. Clowney tiene 31 años y es natural de Nueva York. Desde hace cuatro años pertenece a la plantilla del Cirque du Soleil.
Pregunta. ¿Cuál es su papel en Saltimbanco?
Respuesta. Soy el jefe de pista del espectáculo. Cuido de todo lo que sucede sobre el escenario. Me gusta, porque todo el mundo me tiene que obedecer. Es mi segundo año en este papel. Antes estuve dos años realizando acrobacias en el mismo show. Tenía que recoger a los que saltaban.
P. ¿Cuándo decidió que quería dedicarse al circo?
R. Cuando era pequeño iba a una escuela circense después del colegio. Yo tenía siete años. Me encantó. En cuanto pude, empecé a colaborar en circos pequeños como acróbata. El Cirque du Soleil me llamó en 1998.
P. ¿Qué fue lo que más le atrajo?
R. Aparte del prestigio de la compañía, el poder viajar y conocer tantos países. Me encanta viajar y cuando supe que me uniría al circo lo primero que les dije a mis padres es todos los países a los que iría.
P. ¿Cómo definiría al Cirque du Soleil?
R. No es un circo tradicional, yo diría que es teatro, porque no pretende que la gente se divierta, sino llegar a su interior, que el público sienta.
P. ¿Qué es lo que tiene de especial?
R. Su mensaje está más allá de las palabras, de los idiomas. Actuamos con el cuerpo y nos comunicamos con el lenguaje del cuerpo, por eso todo el mundo nos entiende.
P. Saltimbanco es el espectáculo más antiguo de este circo. ¿Qué tiene para que siga gustando a la gente?
R. Este espectáculo es una fiesta, puro entretenimiento, un canto a la vida. Por eso gusta tanto, a pesar de que se creó en 1986.
P. ¿Ha sufrido muchas transformaciones el espectáculo desde entonces?
R. No. Los artistas cambian, pero el show es el mismo. Unos se hacen mayores [la media de edad de los artistas de Saltimbanco es de 27 años], otros se marchan a otros circos, a teatros, o simplemente se establecen. No pasa nada porque aquí todos aprendemos distintos trabajos, dentro y fuera de la pista.
P. ¿Y usted que hará cuando lo deje?
R. Me gustaría abrir mi propia escuela de circo y trabajar con chavales. Es algo que quiero desde siempre y lo más seguro es que comience el año que viene.
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