El Deportivo gana con lo justo

Es de suponer que a estas alturas de su longeva vida deportiva a Irureta la traiga al pairo que le acusen de amarrategui o algo parecido. Por lo visto en El Sardinero no extrañan las críticas que salen desde las gradas de Riazor. El Deportivo ganó, sí, en Santander, pero evidenció, por enésima vez, que verle a domicilio es observar cómo un poderoso, con estrellas hasta en el banquillo, desprecia brillar. Pero de salida, un resbalón de Coromina, le costó un gol al equipo local, que ya fue a remolque toda la tarde. El Racing se topó con dos líneas de cuatro que se movían uniformes y que jamás dejaban hueco alguno. Ante el espigón gallego, los cántabros se limitaron a intentarlo sin apenas ideas.

Se replegó el Depor, primero hasta el borde del área y mediado el primer tiempo hasta la zona ancha. El Racing respondió con pedradas más que pases o acometidas cegatas más que con internadas por las bandas. Hasta que tras el descanso, Javi Guerrero dio una pincelada de su calidad y descubrió la espalda de los guerreros coruñeses. Y Bodipo, que acababa de salir, marcó un gol de alta escuela.

En teoría el partido tenía que cambiar el guión. El Racing se metió en su cancha y buscó la contra. El Depor aceptó la apuesta pero se quedó al borde del área de Lemmens. Prefirió controlar el panorama desde allí, hasta que halló en Luque la salvación.

Al frente en el marcador, el equipo gallego se limitó a frenar los alocados ataques santanderinos, con alguna que otra réplica de Makaay y compañía bien resueltas por Lemmens.

Sin otra respuesta, el dúo Cos-Piterman asistió a una derrota ante su primera reválida frente a un grande. A su equipo le faltaron recursos para batir a una escuadra formada por dos líneas sólidas y uniformes que no se descompusieron en ningún momento. De espaldas al espectáculo, el conjunto de Irureta atrapó sin más los tres puntos, gracias, sin duda, a su mayor pegada ofensiva.