De la mina al cielo
Samca arranca de la tierra las oportunidades para ser una empresa familiar puntera a nivel mundial en el sector de la minería industrial
Tiene 5.000 empleados, factura 720 millones de euros al año y ocupa uno de los primeros puesto del mundo en el desarrollo de la minería industrial. La Sociedad Anónima Minera Catalano-Aragonesa (Samca) es una compañía familiar radicada en Aragón y que tiene su origen en las postrimerías de los años cuarenta cuando su fundador, Ángel Luengo, comenzó la explotación del carbón en las cuencas mineras turolenses.
El grupo aragonés cuenta con una plantilla de 5.000 empleados y factura 720 millones de euros anuales
Samca está presente en varios sectores económicos: minería, transformación, química, construcción, agricultura y energía
El grupo Samca hoy elude hablar de emprendedores hechos a sí mismos y de historias parecidas a un cuento de Dickens con final feliz, aunque la esencia y la trayectoria del grupo sea así. Esa y la fidelidad a sus orígenes, porque en 2003 el carbón, pese a la crisis, sigue siendo uno de los puntales del grupo. Samca, con los pies anclados en la tierra, de la que extrae sus productos, los investiga y los transforma, extiende su actividad a sectores como el químico, el textil, la construcción o la energía. Su vocación internacional es patente: tiene empresas en Francia, Italia, Portugal y Argentina.
Pero hay otra seña de identidad particular y peculiar: su apuesta por la investigación: 30 millones de euros al año están destinados a formar y bucear en las posibilidades de materiales, productos y en las técnicas de mejora.
Otra de sus tarjetas de visita es el aspecto de sus instalaciones. Edificios diseñados para integrarse en el paisaje en los que se pone un mimo especial, ya sean fábricas de cerámica o vestuarios de explotaciones mineras. El continente es importante y los actuales gestores entienden que lo efímero de un edificio industrial debe compensarse con su diseño y la comodidad que ofrece a sus usuarios.
Samca tiene como consejero delegado a Emilio Parra, pero el grupo huye de la presencia pública de sus gestores. El rostro de Samca es la empresa, su política de imagen es como la poesía de Stein, "una rosa es una rosa, es una rosa, es una rosa". En su división industrial -nacida a partir de la explotación de los minerales- se integran las empresas de minería del carbón o los minerales industriales nacidos a partir de la vocación investigadora y que es una de las actividades recientes del grupo. En 1986 nació la Sociedad Minera y Tecnología de las Arcillas (Myta). La empresa vende el 90% de sus productos en Europa y produce absorbentes de suelos o arena para cama de gatos. Minería de Santa Marta (MSM) nació en 1989 y es uno de los principales productores europeos de sulfato sódico que, transformado, se utiliza en la industria del deteregente, el papel o el vidrio. Exporta el 85% de su producción -más de 200.000 toneladas anuales- a Europa, África, Suramérica y Oriente Medio.
Materias primas
La riqueza de las arcillas turolenses lleva a crear en 1989 Euroarce, destinada a tratar y a comercializar más de medio millón de toneladas destinadas a la industria del azulejo, sanitarios o porcelana. El grupo, en el que participan la Compañía Minera de Río Pirón y la italiana Penta, es uno de los de mayor proyección internacional en el sector de las materias primas cerámicas. Tiene centros de transformación en Castellón, Italia en Civita Castellana, o Portugal, en Aveiro, donde se fabrica loza.
Damysa produce y explota fertilizantes tipo leonardita y exporta el 40% de sus productos. Entre los años sesenta y setenta el grupo explotaba minas de estaño y tántalo que suponían el 50% de la producción nacional; actualmente, a través de ABSA, extraen caolín en Zamora y de la transformación del wolframio y el tántalo obtienen el koltan utilizado para la tecnología de comunicaciones.
En el sector energético están presentees en varias plantas de cogeneración y, a través del grupo Molinos del Ebro, explotan centros de energía eólica. La química , entendida como la ciencia de la transformación de los productos, ha sido una apuesta del grupo. Parra explica que se relaciona esta actividad con lo peligroso y recuerda que desde un botón a un jersey todo ha sufrido una transformación química.
Adquirieron una empresa en declive, la textil Brilen, en Barbastro (Huesca) en 1996. Fabrican botellas de plástico pet y hoy se ha transformado en una de las plantas más modernas de hilo continuo de poliéster en Europa.
"Nos costó transformar, reciclar y encauzar pero ha merecido la pena". Hoy nadie discute la calidad de sus productos. "Tenemos vocación europea, pero sobre todo tenemos vocación de investigar sobre aquello que se extrae de la tierra y que puede transformarse".
Y, pegados a la mina, miran la tierra que les rodea. La agricultura es un sector en que han participado cultivando en Aragón, Andalucía y Extremadura frutas y aceite. Ocupan el primer lugar en la clasificación de compañías frutales españolas.
Presencia en la construcción
Participa desde hace 30 años en el sector de la construcción y trabaja en Madrid, Mallorca y Zaragoza. Ebrosa, Ausa y Reina son sus empresas y entre sus edificios emblemáticos está el de Banesto del paseo de la Castellana o el de Cepsa, ambos en Madrid. Pero no es su pasión.
El consejero delegado asegura que su vocación es proyectar sus productos al exterior en un mundo cada vez más globalizado. "Lo primero es la experiencia; lo segundo, nuestra vocación investigadora y nos ha servido, por ejemplo, en empresas como Brilen o Nurel, que compramos en 1999. Transformamos su orientación y formamos al personal para que derive al sector químico; el factor humano es muy importante para nosotros, es esencial". Aunque reconoce que su apuesta industrial es complicada, "sobre todo porque la tradición situaba esta actividad en Vizcaya o Cataluña. Nosotros lo hacemos desde Aragón, y es que, en este momento, se ha roto el concepto industrial en Occidente, todo parece que sale empaquetado de unos almacenes y nuestra apuesta es esa, el proceso de transformación".
Una empresa familiar con su fundación propia
Samca, como cualquier empresa familiar que se precie, ha impulsado una fundación, la Fundación Samca, que está dividida en tres departamentos. Uno de ellos se ocupa de destinar fondos a países desfavorecidos, sobre todo Ecuador, siempre para proyectos concretos y controlados. Esta fundación fue pionera en ayudar al Proyecto Hombre, una organización que rehabilita a toxicómanos. También ha construido escuelas en el área de influencia de sus industrias, ha becado a estudiantes y colabora con varias univeridades, entre ellas la de Zaragoza. Allí ha dotado la cátedra de Economía de la Regulación, en la Facultad de Ciencias Empresariales, una novedosa apuesta investigadora que trabaja con estudios comparados para proyectar los servicios que son necesarios en áreas que hasta ahora eran monopolios, como Telefónica. Y también en el arte: restauraciones de patrimonio civil o religioso y, recientemente, la fundición de 25 esculturas de Pablo Gargallo para ampliar los fondos del museo que el escultor tiene en Zaragoza. "Samca pretende vivir y beneficiarse y beneficiar el entorno en que se implanta. Ese ha sido su lema y seguirá siéndolo", afirman en el grupo.
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