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Crítica:ÓPERA EN LISBOA | 'LA HECHICERA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Casi un estreno

Se sitúa en el tiempo Charodeika (La hechicera), a medio camino entre Eugeni Oneguin y La dama de picas, los dos títulos más populares del Chaikovski operístico. De ellos comparte en gran medida, lógicamente, la intensidad dramática, el dominio orquestal, la fuerza melódica en el desarrollo de los personajes individuales y cierto gusto por la incorporación de detalles colectivos de corte popular. No es La hechicera una ópera estructuralmente tan redonda como aquellas entre las que está situada, pero está cargada de interés musical y, sobre todo, es un Chaikovski en estado puro en el tratamiento de las pasiones románticas, con todos los excesos y con las mejores virtudes del singular músico ruso.

La hechicera

De Chaikovski. Director musical: Zoltán Peskó. Director de escena: David Pountney. Con Víktor Chernomortsev, Olga Savova, Vladímir Grichko, Aleksandr Morosov y Olga Sergeeva, entre otros. Orquesta Sinfónica Portuguesa. Nueva producción en colaboración con el Mariinski de San Petersburgo. Teatro São Carlos. Lisboa, 27 de febrero.

La hechicera cayó, sin embargo, - excepto en Rusia- en las telarañas del olvido, casi inmediatamente después del estreno. Ni siquiera participa de la memoria discográfica. Hay únicamente un registro de 1954 con la Filarmónica de Moscú y Samuel Samosud, remasterizado el año pasado. El teatro São Carlos de Lisboa y el Mariinski de San Petersburgo se han unido para recuperar este eslabón perdido del universo operístico de Chaikovski , con una coproducción conjunta dirigida escénicamente por el inglés David Poutney. Los honores del estreno han correspondido al coqueto teatro portugués, con la dirección musical de Zoltán Peskó. En San Petersburgo se presentará en junio en el festival de las Noches Blancas, con prácticamente el mismo reparto vocal de Lisboa y bajo la dirección orquestal de Valery Gergiev.

El redescubrimiento de una ópera de estas características tiene una gran importancia. Es lógico el interés de los rusos por esta operación, pues entra de lleno en su política de defensa y difusión de su patrimonio cultural, y es elogiable asimismo la participación del São Carlos, que amplía así la recuperación de títulos portugueses como, en esta misma temporada, Serrana, de Alfredo Keil, compuesta a finales del XIX. Para que la actualidad operística de Lisboa no decaiga, Emmanuel Nunes, el compositor favorito de Manoel de Oliveira, prepara un estreno para el otoño de 2004. La personalidad del director artístico Paolo Pinamonti está dejando ya sus primeros frutos en el São Carlos.

La representación de La hechicera tuvo unos niveles bastante aceptables de calidad, con voces muy interesantes como las de Olga Savova y Víktor Chernomortsev, y con una dirección enérgica, Zoltán Peskó, al frente de una orquesta y un coro que mantuvieron el tipo con mucha dignidad. Especialmente lograda fue la dirección escénica de David Poutney. La obra trata, en líneas generales, de la desintegración del orden racional aristocrático, por los buenos oficios de una puta respetuosa que seduce al príncipe y a su hijo, desembocando el drama en el asesinato del hijo por el padre y en el envenenamiento de la hechicera sexual por la princesa, en un desesperado intento de conservar su situación de poder. Poutney utiliza un espacio único básico para el palacio y el burdel, maneja con soltura el movimiento de masas y despliega con habilidad, capacidad descriptiva y sentido del humor los recursos teatrales para que la historia vaya fluyendo con soltura. La utilización del color y la luz son eficientes, e incluso en las escenas más alborotadas el control de la narración es firme.

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