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Reportaje:

'Carnestoltes' toma Vinaròs

Más de 3.000 personas participan en una fiesta que renació de sus cenizas en 1983 y ha traspasado los límites locales

Más de 3000 personas ataviadas con variados disfraces participaron en el carnaval de Vinaròs recorriendo ayer los más de dos kilómetros del circuito cerrado de este año, unas con los colores y el traje de su comparsa y otras que, de manera totalmente libre, decidieron unirse a la riada humana enfundándose las más variadas prendas. Fue el primer desfile de los dos que se celebran cada año. El último se celebrará esta tarde a partir de las seis.

Los miembros de cada una de las 32 comparsas, vestidos con el mismo traje, que además siempre responde a un lema, fueron un año más la avanzadilla de las carrozas en las que cada una de las reinas lucía su espectacular traje, fruto del trabajo de incontables horas. Traje que sólo se hace público en la gala de presentación de las reinas, el primer plato fuerte del carnaval de Vinaròs que se celebra una semana antes de los desfiles. Hasta cinco metros de altura alcanzan las espectaculares galas con las que se visten las reinas de las diversas comparsas, convirtiéndose así la mayoría, más que en trajes, en auténticas obras de ingeniería. Obras de ingeniería que todavía resaltan más cuando las protagonistas que las llevan bailan encima de no menos llamativas carrozas.

Pero no sólo desfilaron las comparsas con sus respetivas reinas. Como cada año sucede en el carnaval de Vinaròs, el número de gente que de manera totalmente libre se unió a la fiesta también fue considerable. Gente que por unas horas, al menos en su aspecto exterior, decide incluso cambiar de sexo. Así, el disfraz de mujer es uno de los clásicos que muchos hombres suelen enfundarse año tras año. Pero en esto de los disfraces también hay modas y referencias a la actualidad. Este año el chapapote y las alusiones al posible conflicto armado en Irak han marcado la tónica en el carnaval de Vinaròs.

Otro elemento fundamental en el carnaval de Vinaròs es la música. Una música que cada año en los desfiles acompaña y marca el ritmo del baile de la marea humana. Hace 21 años que renació el carnaval en Vinaròs, concretamente se puede marcar el año 1983 como el del resurgir de una fiesta que ya había existido desde varios siglos antes. Y una fiesta que a lo largo de todos los años que ya ha vivido "nadie podía imaginar que hoy sería la más esperada para la gente de Vinaròs", así lo indica la presidenta de la Comisión Organizadora del Carnaval de Vinaròs, Rosa María Pascual, quien este año se estrena en el cargo. Es en días como el de ayer, con el primero de los desfiles, cuando se puede apreciar todo el trabajo que ha sido necesario para organizar un espectáculo de este tipo.

La calle es el lugar en el que se desarrolla la fiesta. En este sentido, el recinto de las casetas de las comparsas, situado junto al paseo marítimo, es otro de los puntos neurálgicos de la actividad festiva del carnaval de Vinaròs. Allí, tras el desfile de ayer y una vez cae la noche cada día de carnaval, la fiesta encuentra su lugar. De nuevo se pueden apreciar en esta zona los más diversos disfraces.

"Lejos quedan ya los multitudinarios bailes de máscaras y disfraces de los siglos XVIII y XIX, ahora la fiesta aparece renovada y cargada de nuevos alicientes", afirma Salvador Oliver, concejal de Fiestas de Vinaròs. El Carnaval de Vinaròs es además una fiesta para todos los públicos, algo que queda claro en desfiles como el de ayer, donde los más pequeños han tenido de nuevo protagonismo este año con la recuperación del desfile infantil que se celebraba el viernes por la mañana. Nombres de comparsas como Les Agüeles, Sortim perque volem o Al lío Montepío dejan claro el espíritu de una fiesta que finalizará el lunes con el entierro de la sardina, el juicio y la quema de Carnestoltes.

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