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Reportaje:

El PSC muestra sus primeros 25 años

Pujol inaugura una exposición sobre el socialismo catalán y celebra que no se haya inclinado por el radicalismo

Enric Company

El partido de los socialistas catalanes cumplirá en julio 25 años de su fundación, pero a sus dirigentes les gusta presentar estas dos décadas y media como la culminación de nada menos que un siglo y medio de historia de la izquierda catalana. A esa concepción obedece la exposición inaugurada ayer por la tarde en el Museo de Historia de Cataluña por el que ha sido, justamente, el gran rival del PSC desde 1977, el presidente Jordi Pujol.

Pujol llegó al acto un cuarto de hora antes de lo previsto, con lo que se ahorró ser recibido por el presidente del PSC, Pasqual Maragall, o el alcalde de la ciudad, Joan Clos. Quiso el azar, además, que esta inauguración se produjera pocas horas después de que el presidente y Maragall hubieran mantenido uno de los incidentes que periódicamente muestran la ausencia de buena química personal entre ambos.

Pasqual Maragall afirma que "lo mejor del PSC y de Cataluña está por venir"

Quizá fue por eso que Pujol avanzó en el discurso con que cerró el acto que su asistencia al mismo era una "obligación institucional" porque también presidió la inauguración de exposiciones dedicadas a otros partidos. El presidente se congratuló de que el sistema de partidos configurado en Cataluña cuente también con una sólida expresión "de una de las dos fuerzas que desde el fin de la II Guerra Mundial, en 1945, han construido Europa: el socialismo y la democracia cristiana".

También quiso congratularse Pujol por la forma en que se ha resuelto la incógnita existente durante la década de 1970 sobre el futuro decantamiento del socialismo en Cataluña. Algo que en aquellos años no estaba nada claro porque la situación del país daba alas a las ansias revolucionarias. "Había que ver si se orientaba por la senda de Rosa Luxemburgo o la de Jean Jaurès"; es decir, entre el radicalismo o la más "constructiva escuela europea", que es la que se ha impuesto, dijo.

Aunque Pujol terminó sus palabras dejando constancia "de la aportación del PSC a la construcción de Cataluña", su intervención fue acogida fríamente por Maragall, que se mantuvo con los brazos cruzados mientras el nutrido auditorio, compuesto básicamente por veteranos dirigentes del PSC, aplaudían discretamente. Tanto el primer secretario socialista, José Montilla, como Maragall habían destacado en las breves intervenciones que antecedieron a la de Pujol que "lo mejor del PSC está por venir", una manera oblicua de referirse a la frustración histórica que los socialistas arrastran desde la creación del partido por no haber conseguido ganar nunca las elecciones autonómicas y formar gobierno en la Generalitat. Pero también a la convicción de que ese objetivo está ahora a su alcance.

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Maragall fue algo más lejos que Montilla y afirmó que lo que está por venir es no sólo lo mejor del PSC, sino también de Cataluña. "Durante estos 25 años Cataluña ha hecho lo que debía", dijo, "pero ahora está presta para encabezar a los pueblos de España en el proyecto que siempre ha sido el sueño del catalanismo".

Algo de esto había podido percibir ya Pujol durante su recorrido previo por la exposición. Su paso frente al panel en el que se emiten audiovisuales sobre mítines y efemérides del PSC coincidió justo con el momento en que aparecía la imagen de una de las fundadoras del partido, la ya fallecida escritora Maria Aurèlia Capmany, explicando, melosa y sugestiva, "Oh, cuánto deseo cambiar de presidente...".

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