Portaceli propone "atacar al corazón" con 'Un enemic del poble', de Ibsen

Un enemic del poble es "una obra que ataca directamente al corazón", que forma parte del teatro de "entretenimiento con mayúsculas"; ése del que los espectadores "salen siendo mejores personas". Así presentó ayer la directora teatral valenciana Carme Portaceli la obra clásica de Henrik Ibsen, Un enemic del poble, que se estrena esta noche en el Teatro Rialto de Valencia con reparto valenciano y producción de Teatres de la Generalitat.

La obra fue escrita por el gran dramaturgo noruego en 1882 a modo de requisitoria contra la ignorancia política, pero como un buen "clásico de repertorio" las situaciones "son absolutamente reconocibles" por el público, que se identifica con las situaciones y los personajes "inmediatamente", añadió la contrastada directora, que ha trabajado en numerosos montajes en Barcelona y Valencia. Un enemic del poble es la historia del doctor Stockmann, médico de un pequeño balneario, que es la principal fuente de ingresos de la pequeña población donde se asienta. Stockmann descubre que las aguas están contaminadas e incluso son mortales, comunicándolo a la prensa y a su hermano, el alcalde. El conflicto se desata, los intereses económicos se imponen, y la familia del considerado enemigo del pueblo se queda arrinconada.

El montaje es una producción de Teatres de la Generalitat y estará en cartel hasta el 13 de abril. La versión en valenciano ha sido realizada por Juan Vicente Martínez Luciano a partir de la adaptación de Arthur Miller. "Es una obra muy idónea para promover una reflexión y reconciliarnos con el buen teatro de repertorio hecho en valenciano", señaló ayer el director de Teatres, Jaime Millás, quien explicó que el vigor histórico de los conflictos que plantea la obra fue determinante en su elección.

El reparto está formado por "lo mejor de la profesión que hay en Valencia", dijo Millás. Albert Forner, Enric Benavent, Anna Maria Cediel, Pilar Martínez, Mihuel Ángel romo, Joan Gadea, Carles Sanjaime, Diego Braguinisky y Álvaro Báguena. La escenografía es de Paco Azorín, la iluminación de Maria Doménech y el vestuario de Rosa Ros.

"Es uno de los trabajos más bonitos que he hecho", comentó Albert Forner, que encarna al doctor Stockmann. Se trata de un "gran texto político" servido por personajes nada "prototípicos", apuntó Benavent.