El FMI elimina un mecanismo que utilizan los países pobres para obtener créditos
La directiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha decidido aplazar los llamados programas de supervisión, un mecanismo de calificación que permite a los países más pobres solicitar préstamos a inversores privados y a otros organismos de crédito, como el Banco Mundial y el Club de París. El Fondo ha tomado esta decisión porque cree que "en esos procedimientos hay riesgo moral", según admite un portavoz del organismo.
Estos programas de supervisión (monitoring programs, en inglés) son un mecanismo muy utilizado por los países que tienen serias dificultades económicas, ya que si bien no sirven para obtener dinero fresco del FMI, les abren las puertas de los mercados financieros internacionales, que valoran este procedimiento como una especie de certificado de buena conducta que el Fondo Monetario emite respecto a la marcha de sus economías.
Con esta medida, decidida la semana pasada, el FMI ha restringido seriamente, aunque quizás no haya sido su intención, las posibilidades que los países más pobres tienen para acceder al crédito, ya que ninguno de los otros dos mecanismos que utiliza para calificar las economías, las cartas de consuelo y el análisis previsto en el artículo IV de sus estatutos, aportan soluciones que puedan traducirse en dinero contante y sonante para Estados pobres como Burundi, Comores y Sudán.
Sin alternativas
A estos países no les sirve obtener una carta de consuelo, que es un documento formal que el Fondo emite tras una breve revisión de sus economías, ya que ésta no implica préstamos del FMI y, además, los mercados no la consideran como una nota especialmente positiva. En el otro extremo, tampoco les sirve de mucho acceder al análisis del artículo IV, que es un examen a fondo de la situación económica global de un país y es el único mecanismo por el cual el FMI concede sus préstamos, ya que habitualmente no logran superar las duras condiciones que exige esta prueba.
El hecho de que el FMI haya justificado la medida por el hipotético "riesgo moral" que contienen estos programas puede traer, además, graves consecuencias para las futuras posiblidades de financiación de esos países. Ocurre que ese riesgo existe, según el Fondo, cuando hay "malentendidos" sobre la información económica de un país, un eufemismo que el FMI usa para decir que esos datos son muy poco fiables.
Será difícil, por lo tanto, que los mecanismos alternativos que surjan el día de mañana gocen de buena reputación en el mundo de las finanzas, ya que en definitiva serán aplicados en los mismos países que hoy son señalados como los "presuntos" generadores de esa desviación.
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