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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | La protesta ciudadana

Y después de la manifestación... ¿qué?

Actores y oposición creen que las manifestaciones del pasado día 15 ya están pesando en las decisiones del Gobierno

Francisco Peregil

Más de tres millones de personas en la calle para pedir no a la guerra. Cifras récords en muchas ciudades. Y ahora ¿qué? ¿El Gobierno ha modificado o piensa modificar su postura? ¿La oposición sabrá administrar ese clamor contra la guerra?

El actor Juan Diego Botto, parte activa de la protesta, se muestra convencido de que las manifestaciones del 15 de febrero sirvieron de mucho. "Primero, porque es un hito histórico mundial. Nunca se había planteado el mismo día y por el mismo motivo. Si nos hubiéramos quedado en casa no garantizábamos nada. Durante la guerra civil, en Barcelona había una pintada: 'Si luchamos podemos perder, si no luchamos estamos perdidos'. Además, ocurrió una cosa muy simbólica: estaba previsto que en la cabecera fuesen los artistas, después el foro y después los políticos. Y los artistas nos quedamos a la mitad de la mani porque la gente ya había llegado a Sol, la gente anónima. El actor protagonista era el ciudadano".

"Si la ONU autoriza el uso de la fuerza, mi voto es no", asegura Rodríguez Zapatero
"El Gobierno ya no se atreve a decir las cosas que decía hace 7 días", señala Gran Wyoming

"Y ahora", continúa Botto, "el balón está en el tejado de los gobernantes. Tendrían que escuchar lo que ha pasado. El Gobierno ha recogido el mensaje. Otra cosa es que prefieran intentar obviarlo. Lo que nos corresponde a los ciudadanos: tendríamos que seguir trabajando para parar esta guerra. Por lo pronto, la plataforma de Cultura Contra la Guerra ya tiene un concierto organizado para el próximo jueves 27 de febrero. Será en la plaza de toros de Vista Alegre, de Madrid, y actuarán Calamaro, Álex Ubago, Kiko Venero, Enrique Morente, Cristina del Valle, Víctor Manuel y Ana Belén, entre otros".

Un alto responsable del Gobierno duda sobre si las manifestaciones del pasado sábado en todo el mundo tendrán algún efecto: "No sé qué efectos puede tener la manifestación y el debate del otro día en el Congreso. Asuntos tan complicados como éste no se pueden evaluar hasta el final. Lo que sí está claro es que es más fácil ponerse al frente de un sentimiento colectivo de paz que explicar por qué es necesario el desarme de Irak. Al gunos cargos del PP, a título individual, se plantearon asistir a la manifestación, porque suscribimos plenamente el no a la guerra. Pero también había muchas pancartas de partidos políticos como el PSOE que sólo pretenden sacar votos de esta situación".

¿Pero qué efecto van a tener las marchas en las decisiones concretas del Gobierno? ¿Qué va a hacer España en el Consejo de Seguridad? "Vamos a tratar de que cualquier decisión tenga el aval de la ONU", señala la citada fuente del Gobierno. ¿Y si Estados Unidos decidiera atacar, al margen de cualquier decisión de la ONU? "Nosotros apoyaremos que todo se haga dentro de la legalidad internacional y con las Naciones Unidas", añade la fuente del PP.

"Si gobernara hoy el PSOE", señala José Luis Rodríguez Zapatero, "el Gobierno español no habría respaldado las tesis de Bush, y tendría el compromiso ante el futuro de apostar por tiempo, medios, presión diplomática, con el objetivo de desarmar" .

¿Hasta cuándo? "El tiempo que los inspectores estimen conveniente", señala Zapatero.

"No puede ser una fecha indeterminada", arguye la citada fuente del PP. "Eso sería darle más poder a Sadam Husein".

¿Y si los inspectores no ofrecen una fecha concreta? En ese caso, Zapatero tampoco sería partidario de la guerra. El líder socialista estima que Naciones Unidas ha conseguido destruir más armas para Sadam con los inspectores que con la guerra del Golfo. "Hoy, el indeseable régimen de Sadam es mucho más débil, menos amenaza. Por tanto, merece la pena apostar por el tiempo que sea necesario para mantener la paz", indica Zapatero.

En las manifestaciones de hace ocho días se vieron numerosas pancartas con la leyenda: "Guerra no, sin ONU o con ONU". ¿Refrendaría eso mismo Zapatero? "Si la ONU autoriza una resolución para admitir el uso de la fuerza, mi voto es no. Es una de las decisiones políticas que he tomado con más convicción y eso va a hacer que trabaje con todas mis fuerzas", sentencia Zapatero.

Pero ¿pueden las manifestaciones afectar también a la posición del PSOE? "Va a ocurrir lo mismo que con el Prestige" señala una fuente del PP. "Después de 15 días los ciudadanos consideraron que el PSOE pecaba de electoralismo y que buscaba votos. Y eso va a ocurrir ahora. El martes, en el debate del Congreso creíamos que iban a aprobar el acuerdo que habíamos conseguido con todos los miembros de la Unión Europea. Pero se abstuvieron. Quisieron dejarnos aislados y la gente terminará dándose cuenta de ese electoralismo".

Así pues, según el Gobierno, las voces de la manifestación quedarán diluidas en medio de la actualidad.

"La utilidad ha sido clara", señala Rodríguez Zapatero. "Todos los gobiernos del mundo son conscientes de cómo tienen sus opiniones públicas y eso tiene que influir. Y yo voy a luchar para que influya. Si el Gobierno piensa que la gente se va a olvidar o que no le importa se equivocaría. La ciudadanía está pendiente de lo que va a hacer el Gobierno".

Dos días después de la manifestación, durante un debate sobre el asunto en el Congreso de los Diputados, Aznar acusaba a Zapatero de enarbolar pancartas en vez de hacer una oposición "responsable", y hubo diputados del PP que se mofaron de Zapatero llamándole Wyoming.

"¿Cómo me voy a sentir yo representado por un Gobierno que utiliza mi nombre en el Congreso en sentido peyorativo?, se pregunta José Miguel Monzón, el Gran Wyoming. "¿Qué querían decir al llamarle Wyoming? Les ruego que en mi caso sí acepten que no estoy representado por el Gobierno del PP, a no ser que el PP destituya a al señor que dijo eso. La derecha ya ha empezado a usar su táctica de siempre: fijarse en el nombre propio y a por él. Por no hablar de ciertas columnas de periódicos afines al Gobierno donde se mencionan expresiones como 'orda marxista' para insultarnos".

Wyoming asegura que una de las cosas que más le sorprendió tras la manifestación fue la lectura que de ella hizo el ministro Francisco Álvarez Cascos: "Dijo que tan importante era el millón que se ha manifestado, (puestos a descalificar dijo que sólo había un millón), como el resto de los que se han quedado en casa. Entonces, cuando salen 300.000 personas a la calle contra ETA, ¿qué pasa? ¿Que el 99,9% de los españoles está a favor del terrorismo?"

Wyoming, se muestra convencido de que ya se han visto y se están viendo los frutos de la manifestación: "Prueba de que sirvió como freno a la intervención militar es que el Gobierno ya no se atreve a decir que apoyaría la intervención unilateral de Estados Unidos al margen de la ONU, cosa que antes no parecía ternerlo tan claro. A partir de ese día, la intervención de España en un conflicto de forma unilateral sería un atraco al sentir popular de lo que la gente entiende que es la democracia. Fue una muestra de civismo impresionante".

En ese aspecto, Zapatero y el Gran Wyoming coinciden plenamente. "Gracias a las movilizaciones en España y en el mundo, la administración Bush, que tiene hace meses decididos atacar Irak, tiene más dificultades", argumenta el líder de los socialistas. "Y los Gobiernos como el de Aznar tienen más dificultades también. No han convencido a la opinión pública. La mejor prueba es que han pasado en poco tiempo de decir que no hace falta resolución a redactar la resolución 1.441, y ahora, han pasado a buscar desesperadamente una nueva resolución", indica Zapatero.

"Lo importante es qué va a decir España en el Consejo de Seguridad", advierte el Gran Wyming. "Ahí estará el test definitivo. España puede contribuir a evitar la guerra o puede hacer lo que la otra vez: decir que está a favor de la paz y al mismo tiempo ser el catalizador de la guerra".

Gigantes cabezudos durante la manifestación del sábado 15 de febrero.
Gigantes cabezudos durante la manifestación del sábado 15 de febrero.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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