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Entrevista:ÁLVARO CARPENA | Diseñador de calzado

"Los chinos hacen calidad"

El calzado es un sector que Álvaro Carpena (Elda, 1953) mamó desde la cuna en la fábrica de zapatos de su padre. Su primer diseño lo hizo para su padre. "Los zapatos siempre me han gustado", defiende al tiempo que se congratula de que en España haya mejorado un poco el gusto y sobre todo el gasto en calzado. "Hasta hace poco el español medio compraba un par o un par y medio de zapatos al año. Salíamos a par y un cojo", comenta. Y de zapato negro, añade, "que va con todo". Ahora la situación empieza a cambiar y aunque aún queda lejos de la realidad que viven países como Francia o Italia el consumidor ha diversificado su compra, sobre todo las mujeres. "Ha costado mucho que las mujeres perdieran el miedo a enseñar sus pies".

"Nuestro trabajo debe ser investigar cómo hacer el zapato con más calidad"

El diseñador valenciano, aficionado a las Harley Davidson, tiene palabra fácil y un discurso sin tapujos. En la actualidad trabaja como freelance para una firma de Elda, para una empresa valenciana que hace deportivos en China y para una tercera de Taiwan que también tienen su centro de producción en China. Carpena habla con el mismo espíritu crítico del pasado que del futuro.

Ha diseñado calzado para Jean Paul Gaultier, Jesús del Pozo, Pedro del Hierro, Armand Bassi o Francis Montesinos, entre otros, y sobre todo "en la época fuerte de los 80". También para firmas como Panama Jack o Kelme. Conoce bien el mundo de la moda.

Sobre la época en la que se lanzó el concepto de "moda de España", cuando "empezó a entrar" mucho dinero y a "darse de forma equivocada", lamenta que se promocionara "la espuma, no la cerveza". Fue la época en la que se acuñó aquello de "¿diseñas o trabajas?". "Todo estaba subvencionado", afirma, "para promocionar la moda y empezaron a salir diseñadores porque había pasta. Los había buenos, malos y petardos". El diseñador considera que se perdió una buena oportunidad de sentar bases más fuertes en la moda española y aunque considera que el sector está "relativamente bien" está convencido de que podría estar "mil veces mejor".

Carpena es estricto es sus definiciones. Una cosa es un diseñador, que cada temporada sigue las tendencias aunque luego le dé su "toque personal", y otra un creador, que crea algo "y generalmente no crea nada más. En esta segunda clasificación, y no en la primera, incluye a Francis Montesinos. Y en tercer lugar están los copiadores, un colectivo más numeroso que los dos anteriores. Sobre todo en los países que empiezan a pisar fuerte en este sector. "El primer paso es la copia", explica Álvaro Carpena en referencia, por ejemplo, a China. "De la copia se va aprendiendo y quien tiene inquietud y ambición va sacando sus propias ideas. Pero lo que critican ahora a los chinos, nosotros lo hicimos hace 60 ó 70 años", defiende. En China, explica, "aún no tienen identidad propia y todo lo que venga de fuera es mejor. Y si es europeo, más".

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En un momento en que en distintos sectores productivos se escuchan voces cada vez más altas que consideran el traslado al exterior de una parte de la producción como un paso ineludible, el diseñador valenciano considera que el futuro de este sector en España está en incentivar la investigación, la comercialización y los servicios. "El futuro no está en abaratar la mano de obra. Es inevitable que suba cada vez más". En este punto, dice, no se puede competir con países como China, Taiwan o India. ¿Cómo competir, entonces? "Deberíamos hace lo que hizo Japón o Corea: ser naciones que crean moda, que tienen supervisores, técnicos, que venden y comercializan pero que no producen y utilizan la mano de obra de otros países", explica. "Y nuestro trabajo debe ser investigar cómo hacer el zapato con más calidad y mejores materiales". En su opinión, en un plazo máximo de 20 años, se producirá una criba de empresas de producción en España que dejará a muchas en la cuneta.

"Todavía tenemos 10 ó 15 años para no dormirnos y estudiar", asegura porque tienen carencias en innovación, aunque también tiene claro que "los chinos hacen calidad". Y como ejemplo, pone su experiencia personal. Álvaro Carpena trabaja para lo que considera una empresa "modelo de China". Su jefe, comenta, es un enamorado de los zapatos y de la calidad, que ha vivido en Estados Unidos y conoce la gestión americana. "Si todas funcionaran" igual, añade, "tendríamos que cerrar las empresas".

La fábrica a la que hace referencia es "relativamente pequeña" ya que emplea a 1.200 trabajadores. Poca plantilla para las cifras chinas ya que, asegura, ha estado en una fábrica de 120.000 trabajadores. Y es que, bromea, "en China hay muchos chinos". A Carpena le preocupa más la competencia china-los trabajadores duermen en la fábrica, descansan sólo un día al mes y ocupan una hora a comer- que la de India, donde "tienen muchas fiestas". Tiene claro, en cualquier caso, que el calzado en España debe resolver sus retos en casa: apuesta por la cooperación empresarial y por el desarrollo de políticas adecuadas más que por la subvención.

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