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AMENAZA DE GUERRA | Juicio a un miembro de Al Qaeda

Una trama que comenzó en 1996

Mounir el Motassadek, un marroquí de clase media, llegó a Alemania para estudiar en 1993, cuando apenas contaba 18 años. En 1995 comenzó a cursar la carrera de ingeniería electrónica en la Universidad de Hamburgo y se cree que un año después conoció a Mohamed Atta.

Se trataría, por tanto, de una larga preparación de la trama que condujo al 11-S y que tuvo como uno de sus principales escenarios la mezquita de Al Qud de la gran ciudad portuaria de Hamburgo. Precisamente han sido las estrechas relaciones con Atta, uno de los pilotos suicidas del 11-S y uno de los supuestos cerebros de los atentados, el principal cargo contra El Mottasadek.

Junto a su relación con el egipcio Mohamed Atta, la acusación en el juicio de Hamburgo ha considerado que el marroquí condenado ayer había manejado la cuenta bancaria de Marwan el Shehhi, el piloto del segundo avión que se estrelló contra las Torres Gemelas de Nueva York. En la querella se sostiene que, a través de esa cuenta, se financiaban las actividades de la célula de Al Qaeda en Hamburgo, así como las lecciones de vuelo que los pilotos suicidas recibieron en el Estado de Florida.

No obstante, dos declaraciones hubieran podido aportar mayor claridad al juicio de Hamburgo: la de Mohamed Haydar Zamar, un alemán de origen sirio sospechoso de haber reclutado terroristas en Hamburgo, y la del yemení Ramzi Bin al Shibh, otro pez gordo de la célula, capturado en septiembre pasado en Pakistán. Ambos conocían muy bien a Motassadek y ambos han hecho extensas declaraciones a investigadores estadounidenses, quienes, según informaciones de medios norteamericanos, se hallan retenidos en terceros países, donde los métodos de interrogatorio podrían incluir el recurso a la tortura.

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