Bibliotecas públicas
Acerca del artículo del sábado sobre las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid, quisiera decir que las bibliotecas no son salas de estudio para que los estudiantes las ocupen con sus apuntes, mochilas, rotuladores, bebidas y móviles; las bibliotecas son centros de lectura con un servicio de préstamo y un personal especializado para orientar al lector, no para controlar el tiempo que dura el recreo de los que entran y salen. Para los autores del artículo, los lectores no existimos; puede que sea verdad, porque nos quitan el sitio.
A los estudiantes les bastaría una mesa y un vigilante en las salas de estudio de institutos, universidades o colegios, y si esto no fuera posible, en los cuarteles o conventos hay espacio vacante por falta de vocaciones. Parece que la Dirección General de Bibliotecas está interesada en el llenazo día y noche. Si es eso lo que pretenden, podrían abrir sus puertas a los indigentes como hace la estación de Atocha. Con el lema "un libro y un bocadillo" acabarían con la marginación, porque un ciudadano que lee es siempre recuperable.
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