Siglo XX, cambalache
Cuando nos despertamos, el siglo XX todavía estaba aquí. La frasecilla que llenó la vida del finado Monterroso, y le hizo hombre, regresa por la insistencia del honorable Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush, insistiendo en que el siglo XX tiene que terminar; y no termina. Él fue el autor de la famosa frase acerca de la Vieja Europa. Cuando el militar -piloto de guerra- nació, yo ya canturreaba el mejor himno al siglo XX, Cambalache: "El mundo fue y será una porquería, ya lo sé... En el quinientos seis y en el dos mil también". En el 2003, hombres como el honorable contribuyen a esa porquería. Soy un hombre del siglo XX, que tuvo las dos guerras más horrorosas y las dos revoluciones más esperanzadoras -la comunista y la nazi- y su caída también: podridas. Regímenes de asesinos: como todos los demás. Pero en el siglo XX brilla sobre la porquería la bisutería de la esperanza. De cada guerra se decía que sería la última; al empezar sus años se había celebrado la primera conferencia de desarme y se trabajaba en la humanización de las guerras, en la pacificación, en la descolonización. Ay, siglo XX: el comunismo se oponía a la guerra, y el primer socialismo; el nazismo proponía la guerra "fresca y sana" para acabar con las injusticias; y la democracia, que venía de atrás, se reforzaba entre el humo de Berlín, la literatura de París y la caída de Churchill. Sólo Franco permanecía aquí cuando nos despertábamos: y tenía más razón que un santo al decir que el mundo le imitaría. Y las descolonizaciones, llamadas independencias, libertades o autodeterminaciones, nos alegraban como a imbéciles.
Es eso lo que molesta al honorable, es eso sobre lo que escupe el militar engrandecido: es que, precisamente, están rebrotando ahora las esperanzas. Salta la razón por encima de los decretos filosóficos de Washington que han escrito que la razón es sólo una parte ínfima del hombre; salta la caridad y la misericordia laicas (ateas, mejor) por encima de las iglesias que agonizan o sirven de pretexto; viene a galope el deseo de democracia y, lo que es para ellos peor, la igualdad, enemiga del capitalismo. "Problemático y febril", lo mejor del siglo XX esta aquí; y nos despertamos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.