_
_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Siglo XX, cambalache

Cuando nos despertamos, el siglo XX todavía estaba aquí. La frasecilla que llenó la vida del finado Monterroso, y le hizo hombre, regresa por la insistencia del honorable Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush, insistiendo en que el siglo XX tiene que terminar; y no termina. Él fue el autor de la famosa frase acerca de la Vieja Europa. Cuando el militar -piloto de guerra- nació, yo ya canturreaba el mejor himno al siglo XX, Cambalache: "El mundo fue y será una porquería, ya lo sé... En el quinientos seis y en el dos mil también". En el 2003, hombres como el honorable contribuyen a esa porquería. Soy un hombre del siglo XX, que tuvo las dos guerras más horrorosas y las dos revoluciones más esperanzadoras -la comunista y la nazi- y su caída también: podridas. Regímenes de asesinos: como todos los demás. Pero en el siglo XX brilla sobre la porquería la bisutería de la esperanza. De cada guerra se decía que sería la última; al empezar sus años se había celebrado la primera conferencia de desarme y se trabajaba en la humanización de las guerras, en la pacificación, en la descolonización. Ay, siglo XX: el comunismo se oponía a la guerra, y el primer socialismo; el nazismo proponía la guerra "fresca y sana" para acabar con las injusticias; y la democracia, que venía de atrás, se reforzaba entre el humo de Berlín, la literatura de París y la caída de Churchill. Sólo Franco permanecía aquí cuando nos despertábamos: y tenía más razón que un santo al decir que el mundo le imitaría. Y las descolonizaciones, llamadas independencias, libertades o autodeterminaciones, nos alegraban como a imbéciles.

Es eso lo que molesta al honorable, es eso sobre lo que escupe el militar engrandecido: es que, precisamente, están rebrotando ahora las esperanzas. Salta la razón por encima de los decretos filosóficos de Washington que han escrito que la razón es sólo una parte ínfima del hombre; salta la caridad y la misericordia laicas (ateas, mejor) por encima de las iglesias que agonizan o sirven de pretexto; viene a galope el deseo de democracia y, lo que es para ellos peor, la igualdad, enemiga del capitalismo. "Problemático y febril", lo mejor del siglo XX esta aquí; y nos despertamos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_