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El ex secretario de Cela escribe un libro que destaca la sensibilidad del Nobel

Cela: El hombre a quien vi llorar pretende plasmar, "sin entrar en la polémica y en el mundo de la prensa rosa", el lado oscuro de Camilo José Cela visto desde la óptica de alguien que se considera por, orden cronológico, alumno, pupilo y, finalmente, amigo. Gaspar Sánchez Salas, nacido en Campillo del Río (Jaén) hace 32 años, presentó ayer en Córdoba un libro que "le debía a Cela" tras ser su "secretario personal y colaborador" desde 1995.

El libro (Ediciones Carena) se fraguó en 2000 en la Guadalajara mexicana. "Cela ya sabía que yo quería homenajearle", confesó el autor, quien alimentó su diario desde el primer día que trabajó para el premio Nobel. Los 13 capítulos de la obra detallan estos años de relación que comenzaron con cierto miedo hacia un personaje de famosa acritud: "Me impresionaba hasta su forma de andar al acercarse", relató Sánchez.

La obra recoge el día a día con el escritor gallego y el proceso de creación del Nobel español. Gaspar Sánchez, a quien alguna prestigiosa pluma acusó de negro literario, deja muy claro que Madera de Boj, una de las últimas obras de Cela, fue escrita por éste. "Yo me limitaba a buscar datos, a pasarlos al ordenador y a realizar correcciones orales para evitar las cacofonías, aquello que tanto le molestaba", aseguró. "Él lo manuscribía todo y yo lo copiaba", apostilló.

"Yo le he visto llorar como un niño". aseguró ayer Sánchez. Fue después de que un perro suyo muriera atacado por un pastor alemán, dice el autor.

La relación con el escritor de Iria Flavia (A Coruña) comenzó antes de que fuera contratado. El andaluz, aún universitario, debía realizar un trabajo para subir nota. Escogió a Cela y, tras perseguirlo unos días, consiguió entrevistarle. Mantuvo la conexión epistolar hasta que acabó la carrera y fue Cela quien le requirió como secretario particular y colaborador.

A partir de ahí creció una unión laboral que comenzó con el Diccionario popular de Jaén, publicación de la tesis de Sánchez Salas sobre los chascarrillos, cantares y hablas populares de su provincia. Esta obra es una continuación del mismo diccionario realizado por Cela, pero a escala nacional y en el que aparece la rúbrica de su pupilo como colaborador y merecedor de una cariñosa dedicatoria. Marina Castaño, con la que dijo guardar una buena relación, aparece de manera tangencial en el libro.

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