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Columna
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Día de difuntos

La muerte no figura en los cálculos contables más habituales de los programadores de la guerra de Irak. Blair, laborista, anunció que iban a matar lo menos posible y Powell, paloma entre halcones, advirtió que ha matado a más iraquíes Sadam Husein de los que pueda matar el ejército aliado. Eso está por ver, si alguien lleva la contabilidad de lo uno y de lo otro, porque a estas alturas todavía no sabemos qué daños colaterales han causado las guerras posmodernas, que son ya tres y serán cuatro: Golfo, Kosovo, Afganistán, e Irak en el futuro. Sería subversivo que se contaran y se vieran los muertos en guerras rechazadas por la inmensa mayoría de la población de Estados cómplices en la matanza. Ni siquiera en National Geographic pudimos ver la secuencia de los soldados iraquíes sepultados en vida en el desierto por un contundente movimiento envolvente de los blindados norteamericanos, y eso que la gran revista nos tiene acostumbrados a excelentes descripciones sobre la conducta de todo tipo de animales depredatorios, menos los financieros, gerentes, militares, políticos y curas de diferentes teologías.

Curiosa empresa liberalizadora la de Bush, Blair, Berlusconi y Aznar en Irak, cargada de contradicciones, porque parecía haber llegado el momento de que los kurdos intervinieran en la guerra para salir de la dominación iraquí, pero eso sería peligroso para Turquía, porque los kurdos turcos quieren sacudirse la dominación de Ankara. ¿Qué hacer con los kurdos? Está más claro el papel de los españoles, útiles para el suministro de combustible a los bombarderos de EE UU y muy estimulado Aznar por Bush para que envíe algo parecido a la División Azul a combatir cuerpo a cuerpo con el infiel. Aunque el 90% de la población turca esté contra la guerra y casi el 80% de la española rechace tan fétidas hazañas bélicas, curiosamente son los gobiernos de Turquía y España de los más empecinados en contribuir al día D y a la hora H. Día de difuntos y hora en los setenta: La revolución nunca será televisada. Se equivocó la paloma, se equivocaba. Las guerras, serán las guerras de Vietnam las que nunca más serán televisadas.

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