_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL

Assunçao, la figura del Bakio

Fabiano, el hermano del jugador del Betis, se foguea en la Regional vizcaína

MODESTOS CON HISTORIA

A Fabiano, un brasileño de 18 años que juega en el Bakio, de la Primera Regional vizcaína, la anteúltima categoría oficial, le apetecía tener una camiseta de Ronaldo. Así que cogió el teléfono y llamó a Marcos Assunçao, el jugador del Betis que el sábado se enfrentaba al Madrid. "¿Por favor, cámbiate la camiseta con Ronaldo y me la envías, que me hace mucha ilusión". Así de fácil. No en vano unas semanas antes había estado cenando con él y con Denilson, en Santander, tras el partido del Betis con el Racing. Ni lo uno ni lo otro le costó mucho trabajo. Fabiano y Marcos hablan casi todos los días. Son hermanos.

¿Y qué hace Fabiano jugando en la categoría regional, a miles de kilómetros de Brasil y a cientos de su hermano y su familia? "Coger el ritmo del fútbol europeo y aspirar a jugar a medio plazo en algún club de por aquí, como Osasuna, el Racing o el Alavés", asegura con convencimiento. Una opinión que comparte su compañero brasileño Fernando Carvalho, llegado a Bakio hace cuatro meses, y el representante de ambos, Carlos Uriarte, a su vez agente de Marcos Assunçao en España y muy relacionado con el fútbol brasileño.

Fabiano no parte de cero. Ha jugado en la Liga paulista (Segunda División) con el América de São Paulo y en las categorías inferiores del Santos, del Río Branco y, finalmente, del Roma, cuando su hermano fue fichado por el club italiano. Con 18 años no se puede pedir más. ¿O sí?

La vida le deparó una situación límite cuando fue secuestrado en Brasil durante diez días y sus captores solicitaron tres millones de euros de rescate. Finalmente, fue liberado por la policía. "Aquéllos fueron los diez peores días de mi vida", recuerda Assunçao, que extrae la conclusión de que le sirvió "para aprender": "Ahora sólo pienso en jugar y jugar al fútbol". O algo así, porque el futbol de hojalata, la Regional, no es precisamente una escuela académica. "Aquí no puedes pensar. Enseguida te arrollan", se lamenta Fabiano, que muestra ya sus primeras heridas de guerra en forma de tacos marcados en la tibia. Su compañero Fernando lo corrobora. Está lesionado y acumula heridas: "Y eso que juego de central y se supone que el que da soy yo".

Fabiano sólo lleva dos partidos en el Bakio, una localidad costera cuya playa está seriamente afectada por el chapapote. Ambos los ha jugado de suplente, falto de ritmo. Pero ya ha marcado su primer gol, el de la victoria sobre el colista y en el tiempo de prolongación. No fue de falta: "No soy el especialista, aunque algunas lanzo cuando puedo". Así que cualquier comparación con su hermano es odiosa. "Siempre me fijo en él y trato de imitar todo lo que hace. ¿En quién, si no, me voy a fijar? Pero Marcos es uno de los mejores lanzadores de faltas de Brasil y yo estoy empezando".

Fernando Carvalho corrobora la obsesión de Fabiano con su hermano: "Mira todo lo que hace y luego trata de reproducirlo en los entrenamientos". El día que marco su primer gol en España recibió la felicitación telefónica de Marcos, de su madre y de su sobrina, que viven en Sevilla. Él se aloja en la casa de Carlos Uriarte, estudia español e informática y se entrena todos los días -sus compañeros, sólo tres a la semana-.

No añora Brasil, "salvo para ir de vacaciones". Sólo le ata a su país de origen que su novia sigue allí, probablemente a la espera de que se acomode en un equipo de superior categoría. Una tarea difícil porque, según la reglamentación, los extranjeros sólo pueden jugar en Primera y Segunda División o en Regional. La Segunda B y la Tercera les están vetadas.

Dos semanas después de llegar, todo es ilusión. Ni el frío ni el agua le arredran. "Es que ya somos vascos, ja, ja", ironiza mientras Fernando, muy serio, asegura que le gustaría aprender euskera. Al menos, ya han conseguido que el precioso campo de Bakio, de hierba natural, tenga algunos espectadores más: "Ahora vienen diez o veinte más". Todo un éxito.

Fabiano Assunçao (en primer plano) y Carvalho.
Fabiano Assunçao (en primer plano) y Carvalho.SANTOS CIRILO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_