"Me cogió por los pelos y me tiró al suelo. Mis hijos corrieron a defenderme"
En ocasiones, la violencia doméstica se acompaña de delitos aún más graves, como las violaciones. Recientemente, la policía ha detenido a J. C. V. C., inmigrante ecuatoriano de 34 años, por agredir e intentar violar a su compañera sentimental.
Una de las agresiones se produjo el pasado 7 de diciembre, sobre las doce de la noche. Un hijo de la víctima, de 17 años, alertó a la policía de las fechorías que estaba cometiendo en casa el compañero sentimental de su madre. El muchacho llamó a los agentes desde una cabina de la calle. Al llegar la dotación policial, el menor, asustado, contó que J. C.V. C. (que en ese momento estaba en la misma calle), acababa de pegar a su madre y a él. Los agentes se acercaron al presunto agresor y le preguntaron por lo ocurrido. "Ha sido una mera riña de pareja...", dijo. Pero justo cuando decía esto, se acercó el otro hijo de la víctima, de 13 años, y relató a los agentes que momentos antes había huido de casa con su madre para evitar que J. C. V. C. pegase a ambos. El menor señaló que su madre estaba refugiada en casa de unos conocidos.
Uno de los policías se quedó en la calle con el agresor y el otro acompañó al niño de 13 años hasta la casa donde se refugiaba la madre. Ésta explicó que su compañero se había presentado en casa borracho y que se acercó a su cama y le espetó graves insultos. "Yo", indicó la víctima, "me negué [a tener relaciones sexuales], pero entonces él se bajó los pantalones, me arrancó la bata y se echó sobre mí y con todas sus fuerzas trató de mantener relaciones; forcejeamos y le arañé en el cuello. Salí de la habitación y me refugié en el salón, donde, en una litera, dormían dos de mis hijos y, en la parte de arriba, una amiga". "Me acosté en la litera de arriba, con mi amiga, pero llegó él, me cogió por los pelos y me tiró al suelo, cayendo también mi amiga", añadió la víctima. "Mis dos hijos, de 17 y 13 años, se levantaron para defenderme, pero él dio una fuerte bofetada al mayor. Aproveché un descuido y salí coriendo de allí con mi hijo de 13 años, que sobre la marcha había cogido ropa para mí, pues iba casi desnuda. Me vestí en las escaleras. De pronto vi que venía corriendo hacia mí con un cuchillo, que se le cayó en las escaleras. Corrí, pero me alcanzó al llegar a la calle, donde siguió golpeándome. Mi hijo de 13 años buscó ayuda y dos jóvenes se acercaron para evitar que siguiera golpeándome. Aproveché la presencia de esas dos personas y huí con mi hijo de 13 años hacia la casa de una amiga, donde me refugié".
La mujer contó que no era la primera vez que su compañero le pegaba, ni la primera que la había forzado para tener relaciones sexuales contra su voluntad. "A veces me tapaba la boca para que no gritase", explicó a los policías.
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