La muerte del presunto 'estafador de las bodas' complica la resolución del caso
El caso de la estafa de las bodas ha dado un trágico giro con el suicidio del propietario de la empresa Pubsercel, Manuel Samitier, que apareció ayer ahorcado en su casa de Sant Andreu de Llavaneres (Maresme). Presuntamente, el fallecido se apropió de unos tres millones de euros procedentes de decenas de personas que suscribieron créditos para financiar sus bodas, bautizos o comuniones. El hijo del muerto, Héctor Samitier, de 21 años, que se encuentra en libertad con cargos por su presunta colaboración en la estafa, encontró el cuerpo de su padre en la casa que compartían. El empresario dejó algunas cartas cerradas para diferentes personas y una nota de disculpa dirigida a su hijo.
Desde que se dio a conocer la estafa, el día 30 de enero, pocas personas habían vuelto a ver al empresario, que se encontraba en paradero desconocido. El domingo último algunos de los estafados aseguraron haber visto a Samitier circulando con su vehículo por Mataró, e incluso llegaron a improvisar patrullas para encontrarlo. En los últimos días, agentes policiales habían montado guardia en la puerta de su casa, vigilancia que no impidió que Samitier se quitara la vida.
Las parejas presuntamente estafadas por la empresa regentada por Samitier no salían ayer de su asombro. "Hemos sentido impotencia, porque esto es lo último que esperábamos", comentó la portavoz de los afectados, Ángela Núñez, quien añadió que lo que querían era que se hiciera justicia, no que muriera nadie.
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