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Reportaje:ARCO 2003

El arte invisible de España

Anatxu Zabalbeascoa

Si uno de los referentes indiscutibles para tomarle el pulso al arte contemporáneo es la Documenta de Kassel, una plataforma que cada cinco años exhibe lo que, a juicio del comisario correspondiente, se considera más relevante del arte del momento, la última edición, dirigida por el nigeriano asentado en Estados Unidos Okwui Enwezor y clausurada el pasado septiembre, descubrió una presencia muy limitada de los artistas españoles. Entre los más de cien invitados que reunió la edición, sólo el escultor Juan Muñoz, ya fallecido, y el veterano cineasta de 75 años Pere Portabella -que un año antes, con motivo de la retrospectiva que le brindó el Reina Sofía, declaraba su sorpresa ante el hecho de que sus películas experimentales hubieran acabado en un museo- representaban lo que artísticamente estaba sucediendo en España. Ante esta situación, EL PAÍS ha consultado a diversos comisarios y críticos internacionales para averiguar quiénes, entre los actuales artistas españoles, dan la talla internacional.

"Hoy la repercusión internacional de los artistas válidos es una cuestión individual", según María Corral
"El arte español vive alejado de los grandes centros de producción de arte e ideas de hoy", dice Oscar Faria

La comisaria María Corral considera que el problema no está en la calidad de los artistas, sino en la difusión de su obra: "Hay creatividad, pero no hay visibilidad. España atraviesa uno de sus mejores momentos creativos y, sin embargo, es obvio que ese potencial no queda reflejado en la escena internacional. La última Bienal de Liverpool y la última Bienal de Estambul tuvieron una presencia nula de artistas españoles. Hoy día la repercusión internacional de los artistas válidos es una cuestión individual que depende de los propios artistas. Muchos han tenido que salir al extranjero y construir una obra y una reputación partiendo de cero", declara, y asegura que "nuestras artistas más internacionales son gente muy joven, toda una generación nacida alrededor de los setenta", entre las que, por citar a unas pocas, destaca a: Alicia Framis, Lara Almarsegu, Dora García y Esther Partida. El juicio sobre la calidad de la obra de Framis es compartido por otros comisarios, como Enrique Juncosa, actual director del Museo de Arte Contemporáneo de Dublín, o el crítico portugués Oscar Faria. La propia Framis expondrá su obra en la próxima Bienal de Venecia, pero lo hará en el pabellón holandés, no en el español. Este hecho refleja -a juicio de Corral- lo que está ocurriendo en España donde la difusión no está a la altura de la creación.

También la crítica Rosa Martí-

nez, que este año comisaría la representación del pabellón español en la Bienal de Venecia, comparte la idea de que la visibilidad internacional del arte español se sigue sosteniendo en figuras individuales que se han abierto camino por sí mismas. "Si Juan Muñoz es el paradigma más extremo, Eulalia Valldosera o Santiago Sierra serían ejemplos más recientes", sostiene. "Esperemos que artistas tan prometedores como Jon Mikel Euba, Fernando Castillo o Pilar Albarracín puedan apoyarse en estructuras institucionales y redes de intercambio internacional que les ayuden a desarrollar de forma continuada sus visiones y sus lenguajes", apunta. Martínez atribuye la escasa presencia del arte español en los circuitos internacionales a un problema común a otros países del sur europeo. "No irradiamos el exotismo de otras regiones como China, Latinoamérica o Finlandia, que se han incorporado con éxito a los flujos planetarios de circulación de las identidades. Tampoco tenemos las sólidas estructuras de promoción del arte autóctono de países como el Reino Unido o Alemania". "Además", añade, "sufrimos rémoras históricas como la tardía incorporación a las vanguardias, cometemos pecados como la superficial apropiación de las posturas posmodernas y nos falta base crítica para repensar quiénes somos en términos contemporáneos y no del pasado".

El crítico de arte del periódico portugués Público, Oscar Faria, comparte el punto de vista de Martínez y comenta que la representación española sufre una suerte parecida a la de su país. "Como le sucede a Portugal, el papel del arte español contemporáneo en el mundo hoy es periférico. El arte español vive alejado de los grandes centros de producción de arte e ideas de hoy que son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Austria y Suiza. Las galerías, las instituciones, los críticos y los teóricos del arte sólo existen localmente y carecen de repercusión internacional. Los artistas más capaces, como Muntadas o Francesc Torres -que Faria valora por ser "políticamente eficientes y por actuar directamente sobre la sociedad"-, han tenido que emigrar para buscar afirmarse en otros lugares".

Hay hechos, como los recientes nombramientos de sendos comisarios españoles como directores de museos extranjeros (Vicente Todolí como responsable de la Tate Modern en Londres o Enrique Juncosa como director del Museo de Arte Contemporáneo de Dublín), que contrastan con la opinión de Faria. Para Todolí, la nacionalidad de un artista es algo irrelevante a la hora de juzgar su arte. "A la hora de hablar de arte me interesan más los sustantivos que los adjetivos. Para mí, las nacionalidades como criterio delimitador de una forma artística forman parte de una sociología del arte que me interesa poco", asegura. En una línea similar, la comisaria de la X Documenta de Kassel, la francesa Catherine David, considera que algunas de las instituciones más influyentes del arte español del momento "son los centros pequeños y periféricos, como la Fundació Tàpies, el Macba o Arteleku". Y considera "un deseo un poco infantil la necesidad de formar parte a toda costa de no sé qué primer circuito del arte internacional (el síndrome Bilbao o Arco) que revela una ausencia dramática de perspicacia y compromiso cultural para señalar, evaluar y promover lo más significativo y prometedor de la producción nacional". También Enrique Juncosa está de acuerdo en que las nacionalidades, en el arte actual, son algo anecdótico. "Lo que uno quiere saber es quién ha ganado el Globo de Oro, no si es un español o no". Y, como Faria, asegura que todos los centros de creación artística, más allá de Nueva York y Londres, son hoy periféricos. "Los Ángeles es periférico". Juncosa no cree que la presencia de artistas españoles en la esfera internacional sea pobre. "En los museos extranjeros, no sólo en los grandes centros, conocen a numerosos artistas españoles, una proporción buena de los artistas que importan". "Ocurre", añade, "que desde aquí vemos a Lieja como un lugar internacional y a Barcelona como una ciudad cercana. Eso es absurdo, a la gente de fuera de España el Reina Sofía les parece tan internacional como el Centro Pompidou". Juncosa considera que hay ya varias generaciones de artistas de nivel internacional. "Comenzando por Tàpies y Barceló y acabando por Daniel Canogar". Para este crítico, una segunda generación de artistas españoles de hoy con talla internacional la componen: Juan Muñoz, Cristina Iglesias, Juan Uslé, Susana Solano, Jaume Plensa y Joan Fontcuberta. En su opinión, la "categoría internacional" puede ganarse o perderse: "Hay artistas", apunta, "como Sicilia y García Sevilla que tuvieron su momento, pero hoy han perdido presencia fuera". Y con vistas al futuro, aventura una nueva generación "de gente que ya ha expuesto fuera", como Santiago Sierra, Ana Laura Aláez y, de nuevo, Alicia Framis. Así como otras que empiezan a ser conocidas: Eulalia Valldosera o Susy Gómez.

El vicecomisario de la pasada Documenta, el argentino Carlos Basualdo, aseguraba entonces que "les había interesado más la traducción de la tradición visual de la pintura a otros formatos, como la fotografía o el vídeo, que la propia pintura". Con todo, y a pesar de las opiniones contrastadas, existe cierto consenso en torno a la figura española que mayor reconocimiento parece despertar hoy, el fallecido Juan Muñoz, que -según Oscar Faria- "adoptó una postura figurativa valiente. En su trabajo sobre el ser humano hay lugar para el enigma".

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