_
_
_
_
_
Crónica:AJEDREZ | DUELO HOMBRE-MÁQUINA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Kaspárov se asusta en el momento crítico y firma otro empate

Leontxo García

Pocas veces una partida tan corta da tanto que hablar. Gari Kaspárov se asustó ante la agresividad del programa Deep Junior y firmó un empate con blancas en 19 jugadas, lo que deja igualado a 2,5 puntos el duelo que hoy termina en Nueva York. El fantasma de Deep Blue, que le derrotó hace seis años, se cierne sobre el ruso.

"¡Oooooooooh, qué jugada!". El clamor tardó en apagarse en el noveno piso del Club Atlético de Nueva York, donde los espectadores siguen las partidas en directo mientras comen, beben, hablan o analizan. En su décimo lance, Deep Junior había sacrificado un alfil para dejar al rey de Kaspárov a la intemperie, sometido a un fuerte ataque, pero en una posición de alto riesgo y doble filo. Es algo que, hasta ahora, los ajedrecistas de silicio no hacían jamás, salvo que hubiesen visto previamente una victoria segura, una combinación forzada e indefendible.

La cara de Kaspárov era un cóctel de miedo y asombro. Miró al árbitro como diciendo: "¿Seguro que la máquina ha hecho esa jugada?". Sus movimientos siguientes eran prácticamente obligados, pero entonces llegó el momento crítico: Kaspárov tenía que elegir entre una variante de tablas inmediatas por repetición de jugadas y otra ventajosa pero peligrosa frente a un rival que castiga letalmente los errores.

Y optó por una prudencia que no encaja. Es cierto que Deep Junior causa miedo con su estilo humano, que Kaspárov cumplirá 40 años en abril, que todavía no ha superado la traumática derrota (2,5-3,5) de 1997 ante Deep Blue, y que un empate final (3-3) en este duelo sería atractivo para un patrocinador del siguiente frente a una máquina. Pero los grandes retos siempren han sido la cafeína de Kaspárov, lo que permite que millones de aficionados vibren con sus partidas, lo que justifica que incluso algunos de sus numerosos enemigos le reconozcan como el mejor ajedrecista de la historia.

Entre los hechos conocidos, sólo hay uno que pudiera explicar la excepcional cobardía de Kaspárov: la demanda de un banco israelí contra él por 1,5 millones de euros, motivada por la quiebra del Club Kaspárov en Internet. En la conferencia de prensa inaugural, el ruso admitió que ese asunto le preocupaba, y varias fuentes confirmaron ayer que no ha logrado aislarle del problema.

Ahora se ve con claridad por qué los israelíes Amir Ban y Shay Bushinsky, programadores de Deep Junior, eligieron jugar con blancas la última partida. Kaspárov intentó poner buena ante los espectadores tras la firma del empate. "No he visto claras las consecuencias de jugar a ganar. La última partida siempre tiene la dificultad añadida de la presión para el jugador humano. Pero al menos espero resistir más de 19 jugadas", dijo en referencia a su rendición de 1997 tras cometer un gran error.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_