Actores contra Aznar [segundo acto]
Un grupo de artistas se alza contra la guerra en la tribuna del Congreso

No faltó ayer suspense en el Congreso. Se sabía que José María Aznar iba a comparecer para explicar la posición del Gobierno en el conflicto con Irak. Se sabía también que Izquierda Unida y el PSOE habían invitado a cineastas como Aitana Sánchez-Gijón, Juan Diego Botto, Imanol Uribe, el Gran Wyoming y algunos más hasta sumar 30. Se sabía incluso que los actores podían traer preparado algún gesto escénico.
Pero dieron las cuatro de la tarde y apenas se veían cineastas. Subió Aznar al estrado. Abarrotaron el espacio asignado para ellos los periodistas. Era el momento estelar y apenas habían llegado cinco actores a la tribuna de invitados. El Gran Wyoming explicó la razón mucho más tarde: "Yo llegué al Congreso a las tres y cuarto. Y me tuvieron hasta las cuatro y media esperando a que cachearan a otros compañeros y después que me cachearan a mí".
"Cuando pudimos entrar", aclaró Aitana Sánchez-Gijón, "ya casi había terminado Aznar su discurso. Y yo creo que eso era lo que pretendían, que no asistiéramos a las explicaciones del Gobierno".
Una vez que fueron llegando todos, bien cacheados, tomaron asiento y se mantuvieron callados, sin aplausos, ni risas, ni ovaciones, ni críticas de ningún tipo. Los ánimos se caldeaban entre los políticos. Un diputado del PP llamó "cabrón" a Zapatero. Pero los actores permanecían impasibles. Después lo explicaron: "En la tribuna está prohibido aplaudir o protestar ante algo. Si hacíamos algo nos echarían".
Y a las 19.15, tras tres horas de debate, Aznar se refirió a la crítica que el líder de IU, Gaspar Llamazares (quien subió a la tribuna con una pegatina de "No a la guerra"), hizo al Gobierno del PP respecto a su dependencia del Gobierno de George Bush: "Lo que usted llama Gobierno delegado", indicó Aznar, "es un Gobierno elegido en las urnas con legitimidad democrática. No se es más democrático por llevar una pegatina".
Y ésa fue la palabra que desencadenó lo que todo el mundo esperaba. Pegatina. Primero fue el Gran Wyoming el que mostró su camiseta de "No a la guerra". Y casi al mismo instante, Juan Diego Botto, Imanol Uribe, Juan Diego, Aitana Sánchez-Gijón, Ana Belén... "Teníamos claro que el momento habría de ser cuando hiciese referencia a la ciudadanía, y como ciudadanos que somos quisimos expresarnos", explicó el Gran Wyoming.
La presidenta, Luisa Fernanda Rudi, pedía a los servicios de la Cámara que desalojaran la tribuna de invitados. Pero los ujieres en principio se mostraban indecisos. Aitana Sánchez-Gijón y Ana Belén miraban desde la primera fila de la tribuna muy serias y erguidas al presidente del Gobierno mostrando el "No a la guerra".
Y entonces Aznar habló con palabras que podían ir dirigidas a los cineastas, pero ellos ya habían sido expulsados a la calle. Y Aznar seguía hablando: "Recuerdo que algo de esto pasó en 1990 y 1991. Pero hay actitudes que tienen la ventaja de no tener que pasar por las urnas y cuando pasan no tienen el respaldo de los ciudadanos (...)".
Juan Diego Botto, al salir, dijo: "Queremos dejar claro que no representamos a nadie. Cada uno ha venido como ciudadano". El Gran Wyoming señaló: "Aznar sigue diciendo que está a favor de la paz pero tomando decisiones en contra de la paz".

Sobre la firma

Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.
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