El Depor sí tiene delanteros

Del "eso no lo habría fallado Alfonso" de la primera mitad al más contundente "es que no tenemos delanteros" que se oía avanzada ya la segunda mientras un amplio sector de la grada pitaba los errores del esforzado pero desesperante portugués Joao Tomás. Estas apreciaciones de los aficionados sirven como fiel resumen de lo que ayer fue el encuentro entre el Betis y el Deportivo, que puso lo justo y una buena dosis de eficacia en ataque para inaugurar la segunda vuelta con un triunfo ante uno de sus rivales directos por una plaza en la Liga de Campeones.

Makaay y Tristán. Ellos fueron los que marcaron la diferencia en un partido igualado y vibrante que el Betis fue incapaz de decantar de su lado precisamente por carecer de lo que el Depor derrocha a raudales: seguridad y eficacia en ataque. No tuvo el equipo gallego más ocasiones que el Betis, pero todas las que creó se vivieron con la sensación de que el gol llegaría, como la temprana tentativa de Tristán tras un fallo de Melli o la más tardía de Makaay al plantarse solo ante Prats y su buenhacer.

Enfrente, un cuestionado Joao Tomás, al que cada día, y por mucho que se reivindique, le cuesta más encarar la portería rival oyendo el murmullo de los miles de espectadores que ya se barruntan en lo que acabará la jugada, y con razón. Y si a esto le unimos que en el banquillo sólo figura Casas como recambio... Lo cierto es que el Betis volvíó a mostrar la cara que en las dos últimas jornadas habían maquillado con sus goles jugadores como Assunçao y Denilson. Bastó que el cuarteto de solistas del que dispone ahora Víctor Fernández -Assunçao, Capi, Denilson y Joaquín- se presentase con la mirilla desviada para que el Betis se viese incapaz de culminar una faena bien labrada.

Algo de lo que el Deportivo sacó el máximo provecho. El equipo de Irureta dejó el partido en manos del anfitrión, aplicó la ley del mínimo esfuerzo y reservó su empuje para contrarrestar con mayor desparpajo y peligro las continuas acometidas de los béticos, comandados bien por Capi, bien por Joaquín.

Pero fue aquí donde el Deportivo impuso su mayor calidad y relegó al Betis al papel de comparsa. Un rol que el Betis se resistió a desempeñar hasta que acusó el esfuerzo físico y el desánimo del que lo ha intentado todo en valde. Aún con el segundo gol en contra, tuvo el equipo andaluz la moral de tratar de enmendar el entuerto al que le había llevado su ineficacia en los últimos metros, pero la cosa estaba ya vista para sentencia. Irureta retiró a su letal pareja y tocó a retirada minutos después de que Víctor Fernández hiciese resurgir los murmullos y los silbidos a la grada al tirar de banquillo y dar entrada al portugués Calado y al delantero argentino Casas en un último intento de solucionar la tarde. Algo que no convenció a casi nadie y menos a aquellos aficionados que, para entonces, ya desfilaban hacia sus casas.