El Athletic atropella al líder
Etxeberria vuelve a ser el verdugo de una Real que en San Mamés dejó de estar invicta
Así es el fútbol: 19 jornadas invicta y la Real va a caer en el campo más fácil del campeonato, sin hacerle un gol a un equipo que ha encajado siempre (menos en una ocasión) y cayendo por goleada. Será verdad que los derbies alteran cualquier razonamiento. Por ejemplo, la autoestima del líder, incapaz de rehacerse del tempranero gol del Athletic cuando lo venía haciendo en compromisos más difíciles; la puntería de Kovacevic, el delantero más certero (hasta ayer) y que malgastó tres ocasiones singulares de gol; a Nihat, que naufragó ante el marcaje de un novel, o a Xabi Alonso, que no encontró su lugar en el campo, como electrizado por el ambiente y asfixiado por el poderío físico de Alkiza No apareció el líder en San Mamés. Si acaso, la Real previsible en cualquier derby, corajuda, ansiosa, pero con menos criterio del esperado.
ATHLETIC 3 - REAL SOCIEDAD 0
Athletic: Aranzubia; Javi González, Aitor Ocio, Prieto, Del Horno (Larrazabal, m. 87); Óscar Vales, Alkiza; Etxeberria, Tiko (Felipe, m. 90), Yeste; y Urzaiz (Ezquerro, m. 89). Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Schürrer, Jáuregui, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso, Aranburu, (De Paula, m. 70), De Pedro (Barkero, m. 45); Nihat y Kovacevic. Goles: 1-0. M. 18. Falta que bota Tiko, raso, al área, donde empalma Etxeberria. 2-0. M. 75. Del Horno saca una falta, Etxeberria dispara y sorprende a Westerveld. 3-0. M. 90. Yeste dribla a dos defensa, cede a Etxeberria, cuyo centro lo empalma Ezquerro. Árbitro: Muñiz. Expulsó a Nihat (m. 85), por roja directa tras una entrada a Alkiza. Amonestó a Urzaiz, Aitor Ocio, Aranburu, Aranzabal, Karpin y López Rekarte. Unos 38.000 espectadores en San Mamés.
Heynckes asumió la presunta inferioridad y planteó un partido precavido, de ésos que nacen desde atrás como principal garantía de éxito. Probablemente buscaba un partido paciente, de desgaste, de nublar las ideas de la Real para buscarle después en pleno desespero. Pero el fútbol le dio la vuelta. La Real, como acostumbra, salió en segunda velocidad, con ese trote que acostumbra, a fin de ir metiendo velocidad progresivamente al automóvil.
No fue el caso. A los 18 minutos, el Athletic le sorprendió a balón parado, gracias a su verdugo particular, Etxeberria, un futbolista al que los derbies le excitan su mejor fútbol. El gol fue algo más que un contratiempo. En circunstancias normales, la Real no se habría inmutado, fiel al nivel de su juego, a la tradición de la temporada, a su inquebrantable autoestima. Pero el derby le sacó de quicio. Con Nihat enredado entre tres centrales y Kovacevic y Karpin enredados con sus marcadores, con el árbitro y con el mundo, la Real se desdibujó, como superada por el ambiente
Con el balón en los pies y tres cuartas partes del terreno para la maniobra, la Real perdió la soltura. Atacó por inercia, pero con poca maniobrabilidad en el centro del campo, donde surgía por todas partes la pequeña figura de Aleiza, inconmensurable en la recuperación y la creación. Xabi Alonso, uno de los medios centro con más talento, no le olvidará tan fácil. No le dejó vivir, no le dejó jugar.
Heynckes se había marcado un brindis nocturno al alinear a dos centrales noveles, Luis Prieto y Ocio (entre ambos no sumaban 90 minutos), ante dos acreditados delanteros, Kovacevic y Nihat. Ocio es un central fornido, con un juego aéreo poderoso, es decir la pareja ideal para Kovacevic, en teoría; Luis Prieto, es un defensa ágil, criado en el Eibar, es decir acostumbrado a pegarse a un futbolista y amargarle hasta en el descanso. En teoría, el antídoto para Nihat. San Mamés tembló con la novedad, pero ambos cumplieron. No se recuerda un Nihat tan anodino en toda la temporada ni un Kovacevic más desquiciado.
Ambos le dieron tranquilidad al Athletic, que, poco a poco, fue haciéndose notar delante. Etxeberria y Javi González propusieron un duelo de espaldas a sus oponentes, De Pedro y Aranzabal. El primero se lesionó y el segundo se atemorizó con la presencia del extremo internacional. En el otro costado, Yeste, muy movil, con libertad para inventar, descolocó a Rekarte, que sacó escaso rendimiento a su banda.
El Athletic creció. Entregó el balón y se resguardó, pero sabía que ofensivamente tenía siempre dos opciones. Urzaiz, que ganó el 99% de las acciones aéreas a los centrales realistas, lo que le daba al Athletic una segunda jugada, y Etxeberria que volvía a ser el delantero zascandil que acostumbraba. En una de esas luchas coriáceas de Urzaiz con Schurrer, llegó el zapatazo de Yeste al poste. Es decir que la Real jugaba, pero remataba el Athletic, más vertical y sorprendente.
Cabía esperar una nueva Real tras el descanso, pero en eso también el derby alteró los planes. Más replegado, el Athletic le propuso un debate entre el ataque y el contragolpe, una lucha física en parcelas pequeñas del campo. Por insistencia pudo parecer que la Real empataba. Y lo pudo hacer Kovacevic, que lanzó extrañamente fatal un balón en el área pequeña que le había puesto Xabi Alonso. No era su día, desde luego, ni el de Nihat, que en pleno arranque de ira no supo perder y acabó expulsado tras una entrada tan absurda como violenta a Alkiza.
Para entonces ya había marcado Etxeberria el segundo gol y se antojaba una empresa imposible para la Real remontar, como hiciera en Valencia. Ya se había dicho que el Athletic acostumbra a romper estadísticas, buenas o malas. Y ayer le tocó el turno a un líder que en esta ocasión no lo pareció.
Boxeo en el área
A los árbitros les gusta advertir. Pero a la hora de la verdad se tapan el ojo y miran para otro lado. Ayer, en un saque de esquina, Aitor Ocio agarró prolongadamente a Kovacevic para impedirle saltar. El yugoslavo le empujó para quitárselo de encima y como no podía , ni cortó ni perezoso lanzó un cate, con el canto de la mano, a la cara de Ocio. El jugador del Athletic resistió y siguió en su tarea, por lo que Kovacevic lanzó el segundo... y el tercero, hasta que el central del Athletic rodó por los suelos. A un metro de la jugada Muñiz no vio nada y mandó seguir. Kovacevic incluso se quejó al colegiado.El derby se había calentado en los inicios cuando, a los diez minutos, De Pedro pisó a Javi González en el suelo. Era una acción en el centro del campo y el centrocampista dio la sensación de querer hacer lo que hizo. Luego, se disculpó ante el defensa haciendo gestos de que no había podido saltar. Más pareció una intimidación. Al borde del descanso, De Pedro resultó lesionado en un choque sin malicia.
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