Recuperación exterior

Conforme se van conociendo datos de los últimos meses, parece claro que la fase de desaceleración de la economía española iniciada en 2000 tocó suelo a mediados del pasado año. Entre los indicadores más significativos a este respecto se encuentra la recuperación del comercio exterior de mercancías, muy ligado a la actividad del sector industrial, cuyos indicadores también muestran un claro cambio de tendencia. Por lo que respecta a las exportaciones, puede verse en el gráfico izquierdo cómo las tasas de crecimiento interanual alcanzaron sus valores mínimos el mes de marzo y, aunque con una enorme volatilidad, que puede subsanarse a efectos analíticos suavizando la serie, iniciaron una rápida recuperación, de forma que a partir de julio ya empezaron a registrar valores positivos. La tasa interanual del primer semestre en volumen, es decir, a precios constantes, se situó en -3%, mientras que la media de julio-noviembre ha aumentado hasta el 5%. Para los once primeros meses del año, el crecimiento fue escaso, pero positivo, un 0,6%, lo que supera las previsiones realizadas antes del verano.

La gran incertidumbre mundial y la nueva subida del precio del petróleo pueden frenar la recuperación

El mayor impulso se produjo en las exportaciones destinadas fuera de la UE, que en los últimos meses crecían por encima del 10% en volumen, aunque también las de la UE mostraron una cierta mejoría a lo largo del año. Para el conjunto del periodo enero-noviembre, las ventas destinadas a la UE disminuyeron un 1,3% y las exportaciones fuera de la UE aumentaron un 5%, lo que es todo un indicador de la atonía de las economías europeas frente al dinamismo de otras áreas mundiales, como los EE UU, el este de Europa, el norte de África y el lejano Oriente. Los resultados para América Latina en su conjunto fueron negativos, pero con enormes diferencias entre el fuerte crecimiento de las destinadas a Méjico y la fuerte caída de las destinadas a Brasil. Hay que añadir, sin embargo, que el aumento de las exportaciones en volumen fuera de la UE se consiguió a cambio de una notable caída de sus precios, debido a la fuerte competencia por mantener las cuotas de mercado y a la apreciación del euro.

En cuanto a las importaciones (gráfico central), también tocaron suelo allá por el mes de mayo, registrando desde entonces una aceleración superior a la de las exportaciones. En el primer semestre su tasa interanual en volumen fue del -1,7%, pasando al 8% en el periodo julio-noviembre, lo que da una media para los once primeros meses del año del 2,7%. La recuperación de las exportaciones no se ha plasmado, pues, en una aportación positiva del sector exterior al crecimiento del PIB, sino que, al revés, ha aumentado la aportación negativa. Ello y el fuerte aumento de los precios del petróleo explican la explosión del déficit comercial de los últimos meses (gráfico derecho).

La intensa aceleración de las importaciones se explica, en parte, por la de la propia de las exportaciones, pero también por la de la demanda interna, tanto en consumo como en inversión en equipos. Todo ello nos lleva a concluir que la ansiada recuperación de la economía española ya se inició en la segunda mitad del pasado año. El problema es que la gran incertidumbre a escala internacional y la nueva subida del precio del petróleo en los últimos meses, derivadas de los conflictos en Oriente Medio, pueden acabar por detenerla. Bush tiene la palabra.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).