EE UU manejó datos manipulados en 1991 para justificar la guerra
El 10 de octubre de 1990, dos meses después de la invasión iraquí en Kuwait, una adolescente kuwaití de 15 años, simplemente identificada como Nayirah, apareció ante la Cámara de Representantes para denunciar los horrores de la ocupación por las tropas de Sadam Husein. Con lágrimas en los ojos, describió cómo los soldados irrumpieron en el hospital en el que trabajaba de voluntaria "con armas y pistolas, sacaron a más de trescientos niños de las incubadoras y los dejaron morir en el suelo". Tres meses después empezaba la guerra.
La historia de las incubadoras fue ampliamente utilizada por el entonces presidente Bush, padre del actual mandatario, para convencer a una opinión pública recalcitrante. Sólo después del conflicto se supo la verdad: Nayirah era la hija del embajador de Kuwait en Estados Unidos, Saud Nasir al Sabah, y su testimonio, que resultó ser falso, había sido cuidadosamente preparado por una de las mayores firmas internacionales de relaciones públicas, Hill and Knowlton.
En 1991, en un reportaje de la televisión canadiense, que fue recompensado por un premio Emmy, Dee Alsop, director de la empresa de sondeos Wirthlin Group, que trabajó con Hill and Knowlton en la campaña para vender la guerra, describió "cómo identificaba los mensajes que más podían conmover a los estadounidenses" y descubrió que el tema más sensible era "el hecho de que Sadam fuera un loco capaz de cometer atrocidades contra su propio pueblo", un argumento que ha sido repetido por el actual presidente Bush en muchos de sus discursos.
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