Bancaixa deja su previsión de beneficios en un 6%

Julio de Miguel, presidente de Bancaixa, celebró ayer en Valencia los "buenos resultados" obtenidos por el grupo vinculado a la primera caja de ahorros valenciana a lo largo de "un año complicado". Bancaixa, efectivamente, obtuvo unos beneficios netos de 193,7 millones de euros en 2002, cantidad que representa una mejora del 12% respecto al ejercicio anterior, a pesar de haber pérdido 19 millones de euros como resultado del descenso de cotización en bolsa de algunos de los valores tradicionales que mantiene en su cartera de inversión.

Los espectaculares crecimientos de las sociedades aseguradoras o inmobiliarias del grupo, con aumentos de beneficios del 35% y del 50%; la solvencia de las inversiones acometidas por Bancaixa con carácter estratégico en los últimos años; y, sobre todo, la marcha del estricto negocio bancario sustentan los resultados del grupo en 2002.

Pero el futuro se presenta incierto. Ni Julio de Miguel ni Fernando García Checa, director general de la entidad, avanzaron las previsiones de crecimiento para 2003. El presidente apenas deslizó que "no serán habituales los crecimientos de dos dígitos" en el futuro inmediato. El director general aludió a la "incertidumbre" en torno al comportamiento de la economía; sugirió que la situación se parece mucho al arranque del último ejercicio, cuando el eco de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York todavía era audible; y bromeó: "Firmaríamos encantados un 10%".

La previsión de beneficios presentada al consejo el miércoles por la noche ronda un prudente 6%, lo que supone un recorte del crecimiento entre cinco y seis puntos el próximo año, según confirman fuentes presentes en la reunión.

La prudencia, de hecho, presidió todo el discurso de los máximos responsables de la entidad. Ambos subrayaron los esfuerzos asumidos para dotar las pérdidas registradas por el fondo de valores bursátiles y para cumplir las exigencias del Banco de España para cubrir posibles insolvencias derivadas del impago de créditos. Una posibilidad remota, a tenor de las palabras de García Checa, quien subrayó una mejoría en las bajísimas tasas de morosidad que arrastra la entidad y que cifró en un 0,81%.

La fórmula asumida por la dirección de Bancaixa para garantizar el crecimiento del negocio en el futuro pasa por conservar las partidas estratégicas en sociedades como Bami, NH o Áurea, y un retorno al negocio bancario tradicional con la ampliación de la base de clientes.

Expansión en Alicante

Bancaixa inauguró 21 sucursales en 2002, y Banco de Valencia, nueve. Un número que García Checa calificó como elevado. Sin embargo, la previsión para 2003 incluye hasta 40 nuevas sucursales, nueve en Alicante, una en Albacete, y el resto en zonas donde Bancaixa tiene cierta implantación pero considera que puede captar más clientes como Madrid, Cataluña, Baleares o Canarias.

El aumento previsto del número de sucursales en la provincia de Alicante ilustra cómo cualquier posible fusión con la CAM ha pasado a la historia, según apunta un miembro del consejo.

Un segundo detalle reveló el calibre de la rivalidad entre las dos grandes cajas valencianas. García Checa reiteró que la cuenta de resultados presentada ayer incluye las pérdidas en bolsa en el cálculo del margen de explotación, en "la parte alta del balance", mientras que "otras entidades", explicó, han preferido computar esas pérdidas entre las operaciones fuera de balance, en "la parte baja", para poder presentar unos márgenes vistosos. García Checa aseguró que ni siquiera había leído la cuenta de resultados de la CAM, presentada el pasado jueves, y que aludía a "las grandes", como La Caixa o Caja Madrid. Pero el mismo consejero asegura que la puya iba dirigida a la competencia más directa.