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VISTO / OÍDO
Columna
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Ainhoa en el País Vasco

La política era un arte, una filosofía; los políticos eran quienes ejercían ese arte que se refería a los ciudadanos, las relaciones entre la civilización y la cultura... y... en fin, era la política. Una de las inversiones del tiempo es que los políticos preceden a la política: consiguen el poder, y desde ahí fabrican o destruyen cultura, civilización, artes o filosofías. Odian las igualdades. Oigo a Ainhoa, esa curiosa heroína que canta, decir que ella es apolítica. Yo también. Eso no la salva de que un político profesional como Otegi (Batasuna) amargue su triunfo porque lo es de los españoles sobre los vasquitos; han cogido a una chica de allá, han hecho trampas para que salga entre miles, y así los vasquitos -diminutivo de A. O.- tengan que aclamar a España. Ahora, la pequeña tiene miedo y los peperos tienen ocasión de denunciar la estupidez, y ella ya no cree que es "su" triunfo, sino el de Aznar y sus latin boys.

Yo soy apolítico, no me siento español más que de una manera administrativa que me da unos derechos, no soy ni siquiera madrileño, donde nací, y tengo cariño a Chamberí, y se lo tuve a Tánger y a París, mis otras dos vidas. No entiendo que se pueda ser vasco ni vasquito hasta esos extremos. Ainhoa; una chica bonita que canta canciones de festival de las que nunca hice caso, y menos aún del de Eurovisión; me interesa su aventura humana, porque tengo, eso sí, adhesión a mi especie, como a las animales -sin cariño por los insectos, claro, que son muy políticos-, mi amor se fija hoy en un par de perros casi humanizados, que se llaman Juan Sebastián Bach y Federico García Lorca -ellos se odian entre sí: por aquello que quiso arreglar la política cuando se inventó: por cuestiones de territorio, de poder, de dominio-, y la verdad, entre Otegi y Ainhoa prefiero a la chica, aunque no deseo que dejen fuera de la ley a Batasuna, ni al PP ni a Blas Piñar, y deseo que Ainhoa gane el concurso, no por española ni por vasca, sino por un ser humano que lleva años de lucha por ser, dentro de lo que ella puede ser.

¿Puede tener razón Otegi? No me importa nada. A otros vascos ha premiado y repartido por cargos, a los vascos españolistas que han tenido que huir de su territorio por serlo; sin que ello quiera decir que sean aptos para esos cargos. Toda esa historia carece de lógica. Como carece la cuestión de Irak por la que vamos a matar a diez, doce, quince mil árabes.

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