Una avalancha de 12 millones de litros de agua al romperse una balsa sorprende a los vecinos de Chiva

Los vecinos de Chiva amanecieron ayer con la sorpresa de ver sus calles principales llenas de barro y escombros tras la avalancha de agua y barro procedente de una balsa de riego situada en la parte alta del pueblo, a pocos metros de las zonas habitadas. En menos de una hora, desde las diez de la noche, 12 millones de litros de agua corrieron entrando en bajos comerciales, sótanos, chalés y viviendas particulares. El Ayuntamiento de Chiva ha recogido hasta el momento 16 reclamaciones de vecinos y comerciantes por los daños producidos en sus inmuebles, principalmente por el arrastre de lodos, enseres y escombros.

Muros derribados, bajos afectados por el agua y el barro, vallas rotas y campos anegados son los principales siniestros, entre los que destacan las instalaciones de unos viveros de la calle Ramón y Cajal, que han quedado arrasadas. Aunque no ha habido ningún daño personal, se produjeron situaciones de mucha tensión. Fue el caso de Vicente Seguí, propietario de un chalé cercano a la balsa, quien tuvo que rescatar a su madre de 82 años, que dormía en la planta baja. "Si esto ocurre a las cuatro de la madrugada, no nos habríamos enterado de nada", relató apenado.

La rotura, que abrió una brecha entre tres y cuatro metros, se produjo por la zona donde se encuentran las conducciones de salida. La balsa está construida con materiales sueltos y arcillas compactadas. La mitad de ella estaba hecha sobre terreno firme natural, mientras que la otra mitad descansaba sobre terreno terraplenado y compactado.

Hasta el momento no existe ninguna valoración oficial de los daños producidos y no está claro quién tendrá la responsabilidad de hacerles frente, ya que la Comunidad de Regantes de Chiva, propietaria de la balsa, argumenta que todavía no había recibido la obra de la empresa constructora. El ingeniero de la balsa de contención para agua de riego, José Delgado de Molina, explicó que la obra se entregó provisionalmente en octubre de 2001 y ha estado trabajando siempre con capacidad plena. La recepción definitiva estaba prevista para octubre de 2002, pero por unas anomalías que debía solucionar la empresa constructora quedó en suspenso. "La obra fue diseñada con las últimas tecnologías correspondientes a este tipo de embalses y tiene un sistema de control y drenaje interno para detectar cualquier fuga", dijo. Los responsables de la Comunidad de Regantes realizaron las correspondientes inspecciones y se da la circunstancia de que la tarde anterior a la rotura se hizo una inspección visual y no se comprobó ningún indicio de pérdida, según Delgado.

El abogado de la Comunidad de Regantes, José Aviño, indicó que la empresa contratista, Riegos Roana, ha realizado la obra y tiene una garantía de dos años, "pero hasta que no se firme el acta de recepción definitiva, la Comunidad de Regantes no se hace cargo de la obra en sí, aunque sí de la administración", matizó. Por su parte la empresa en cuestión ha preferido no hacer declaraciones hasta que se aclaren las causas del suceso.