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Reportaje:

La fortuna llega a los 18

Athina Onassis se convierte hoy en la heredera de 2.700 millones de euros

La ayer huérfana de oro es hoy una de las mayores fortunas del planeta. Aunque dicen que el dinero no garantiza la felicidad, si por el simple hecho de cumplir la mayoría de edad le pusieran a uno en las manos nada más y nada menos que un cheque de más de 2.700 millones de euros... ¡menudo regalo de cumpleaños! Eso es lo que le va a pasar hoy a Athina Onassis, la nieta del multimillonario armador griego Aristóteles Onassis. No sólo puede conformarse con ser una joven bella, sino que además se ha convertido de la noche a la mañana en una de las fortunas más grandes del mundo. Algo de lo que Athina, hija de Cristina Onassis -fallecida en 1988- y de Thierry Roussel, era bien consciente desde hace tiempo, mientras el resto de los jóvenes de su misma edad no ven la hora de sacarse el permiso de conducir y poder pillarle el coche a su padre, a su madre o al hermano.

Personas próximas a la joven aseguran que odia el dinero y que podría destinar una parte a obras benéficas

¿Cuántos Volkswagen Beetle podría comprarse una chica de su edad con esa mareante suma de ceros, uno detrás de otro? Para Athina el coche no será ningún problema, porque dispondrá de un avión propio para poder desplazarse desde Bruselas a Ibiza, su lugar favorito de veraneo, si le apetece para escaparse del mal tiempo que caracteriza a la capital belga, donde aseguran que tiene una relación sentimental con el jinete brasileño Álvaro Alfonso de Miranda, de 29 años de edad.

Sin embargo, dice la gente próxima a Athina que odia el dinero y todos estos lujos y que antes que nada es una joven generosa que, sabiendo la que se le venía encima, dijo en varias ocasiones que no le importaría deshacerse de una buena parte de su fortuna para destinarla a causas benéficas. Sus familiares aseguran que Athina es una chica "despreocupada de las cosas materiales", a la que le gusta la ropa sencilla y cómoda y detesta montar en coches enormes y llamativos. La equitación es hoy su afición favorita. De hecho, la Federación griega le ha propuesto representar a su país en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas. Pero, según Alexis Mantheakis, todavía debe perfeccionar su técnica. Mantheakis, antiguo amigo de Thierry Roussel, acaba de sacar precisamente un libro sobre la joven bajo el título Athina, in the eye of the storm.

El biógrafo considera poco probable que Athina asuma la gestión directa de su inmensa fortuna, que administra desde 1999 un organismo fiduciario suizo al que la justicia encargó esta misión tras el conflicto entre Roussel y la Fundación Onassis, que hasta aquel año gestionaban conjuntamente la herencia, pero acabaron acusándose mutuamente de lesionar los intereses de la joven heredera. Durante el proceso, Roussel llegó incluso a afirmar que los Onassis habían pagado a un agente secreto israelí para acabar con su vida. Athina nunca comentó nada al respecto.

Su reacción no es de extrañar, porque el dinero en la familia Onassis no ha sido, precisamente, una fuente de alegrías, sino todo lo contrario.

Desde hoy, la heredera del imperio Onassis ya tiene la edad legal necesaria, 18 años, para gestionar ella sola su fortuna. Y a pesar de toda esta maraña de intereses que suelen rodear a tanta riqueza, la joven Athina ha demostrado, por activa y por pasiva, que ha sido y es capaz de vivir apartada de esa "jaula dorada" que asfixió a su madre, muerta tras una sobredosis de pastillas un año después de divorciarse de Roussel. Desde hoy tiene el control de la Fundación Onassis y de propiedades, compañías, acciones y obras de arte valoradas en más de 2.000 millones de dólares, además de una isla propia, la célebre Skorpios, donde residía su abuelo.

Sus allegados confían en que Athina no siga los pasos de su madre, que pasó de un matrimonio frustrado a otro. Thierry fue su tercer esposo, tachado por algunos de ser un cazafortunas. Roussel, sin embargo, ha mantenido a la joven alejada de los medios y sin mucha atención hacia Grecia, a donde ha ido en contadas ocasiones durante los últimos años. Cuando tenía 13 años justificaba su desconocimiento del país que la vio nacer: "El nombre de Onassis es la causa de todos mis problemas". Ni entrevistas, ni fotos, ni declaraciones... Una regla que se ha venido aplicando con rigor en los últimos años. Pero eso no ha impedido estos días un verdadero bombardeo de llamadas de teléfono y de mensajes electrónicos para conseguir un encuentro con la joven multimillonaria.

Athina Onassis, con su padre, en una imagen de 1999.
Athina Onassis, con su padre, en una imagen de 1999.REUTERS

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