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Reportaje:La carrera hacia los Juegos de 2012: los rivales de Madrid | OLIMPISMO

Los neoyorquinos temen el gasto y ser blanco de nuevos atentados

El pasado 2 de noviembre, Nueva York consiguió la candidatura estadounidense para los Juegos de 2012 frente a San Francisco. Fue una victoria sin apenas sorpresas, donde la simpatía por la ciudad herida tuvo mucho que ver. La idea no ha sido acogida con excesivo entusiasmo. Los neoyorquinos temen los tremendos atascos de un tráfico ya congestionado y el riesgo de convertirse en el blanco de nuevos atentados. Se preguntan de dónde saldrá el dinero, dado el tremendo déficit que ha dejado el 11-S, y sobre todo quien tomará la iniciativa de un proyecto tan colosal cuando todavía nadie ha conseguido ponerse de acuerdo sobre cómo reconstruir la zona cero.

La campaña por la candidatura duró seis años y costó 13 millones de dólares. El proyecto prevée la construcción de instalaciones deportivas por 904 millones de dólares (una cifra similar en euros) y una amplia remodelación del casco urbano por 5.000 millones de dólares. Nueva York construiría una ciudad Olímpica en un antiguo barrio industrial de Queens, un estadio en la parte oeste de Manhattan para las pruebas de atletismo, un centro de regatas en Flushing Meadows y usaría el Madison Square Garden, Central Park y los estadios de los Yanquees y de los Giants para albergar, entre otras, las competiciones de beisbol y futbol.

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Si hay un sector especialmente corrupto y caótico en Nueva York es el de la construcción. El último ejemplo es el de la zona cero: en año y medio, en parte debido a la carga emocional que conlleva sustituir las Torres Gemelas, el ayuntamiento todavía no se ha puesto de acuerdo sobre un proyecto, pese a los numerosos diseños que se han presentado y han sido en su mayoría rechazados por el público.

Las infraestructuras de comunicación están plagadas de problemas. El monorail entre el aeropuerto Kennedy y la ciudad, a medio construir, está paralizado por un accidente que ocurrió hace meses, y el tren de cercanías que unía el World Trade Center con el vecino estado de Nueva Jersey, una de las arterias vitales en el bajo Manhattan, sigue en estado embrionario.

Nueva York vive tiempos difíciles. Muchos habitantes no ven la utilidad de gastar dinero público en deporte. Una de las primeras decisiones de Michael Bloomberg cuando llegó a la alcaldía hace más de un año, fue cancelar la construcción de un nuevo estadio para los Yanquees, el equipo favorito de su predecesor, Rudolph Giuliani. Hace poco la alcaldía también renunció a edificar un nuevo y gigantesco Guggenheim cerca del puente de Brooklyn.

Los partidarios de la candidatura dicen que los nuevos proyectos y, sobre todo, el plazo sumamente rígido de entrega estimularán las inversiones y sacarán a la ciudad de la crisis. Y siempre dan el mismo ejemplo: Barcelona.

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