Las huellas de los secuestradores de Olot se perdieron por "impericia"

El agente de la policía judicial de la Guardia Civil de Girona que declaró ayer en el juicio por el secuestro de Maria Àngels Feliu dijo que la toma de huellas que la Policía Local de Olot llevó a cabo en el coche con el que la secuestrada fue trasladada "no fue manipulada con mala intención, sino por falta de pericia". El agente indicó que cuando vio el coche, éste ya estaba en el garaje de la Policía Local, cuyos agentes fueron los primeros en analizarlo.

El guardia relató que cuando inició la inspección ocular el automóvil estaba estacionado junto a otros vehículos de la policía y particulares, mojado y con signos de haber sido manipulado anteriormente. En este sentido, el policía judicial señaló: "Lo que se debe hacer es trabajar en condiciones óptimas; de un coche mojado es prácticamente imposible poder sacar huellas latentes".

El agente también explicó que primero preguntaron qué se había hecho en el vehículo en el que debían trabajar y que, posteriormente, los guardias civiles observaron "que se habían aplicado reactivos dorados en la parte interior del vehículo y reactivos blancos y negros, y había quedado todo empastado, lo habían aplicado con el coche muy húmedo, mojado".

Por su parte, el sargento Cruañas, instructor de parte de las diligencias, confirmó que el coche no estaba custodiado en el garaje de la Policía Local y que Antoni Guirado, a diferencia de años anteriores, no intervino en la toma de huellas porque desde tiempo atrás por ley debía hacerlo un diplomado.

En la misma línea, Cruañas reconoció que Guirado pudo haber tenido contacto con las diligencias, porque estaban en las oficinas de la Policía Local, lugar que, según él, era entonces "suficientemente seguro porque no podía acceder a él cualquier persona".

Ayer concluyó la parte documental y a partir del próximo miércoles, cuando se reanude la vista oral, empezará la parte pericial con la declaración de técnicos del Instituto Nacional de Toxicología.