En el colegio
En el colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, sentado junto a mi compañero de pupitre, algo me inquietó. Sin darme cuenta tenía mi mano apoyada en el muslo de mi compañero. Él no dijo nada, yo tampoco, pero mi mano estuvo en su pierna mucho tiempo. A la entrepierna, creo, no me atreví a llegar, o al menos no soy consciente de ello.
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