El difícil reto de Zezo Ribeiro
Tocó tanto que se rompió. "Estudiaba trescientas horas al mes y el dedo dijo hasta aquí llegamos". Fue en el verano de 2000: una tendinitis en el dedo corazón de la mano derecha que lo ha tenido fuera de circulación año y medio. "Creo que fue por el cambio de técnica, por dejar de tocar en la boca de la guitarra y tocar donde suelen hacerlo los flamencos", explica. Los médicos de una aseguradora privada tampoco ayudaron: "Hasta me diagnosticaron Parkinson precoz. El neurólogo que me inyectó la toxina botulímica me cogió el músculo del dedo de al lado y la fisioterapeuta no podía hacer nada porque tenía una parálisis".
El problema coincidió con la edición de Flamencando (Nubenegra). Por eso dio la impresión de que Zezo Ribeiro (São Paulo, 1963) había desaparecido del mapa. "Ahora me queda recuperar el tiempo perdido", asegura. Sueña con presentar el disco junto a Paulinho da Costa, cotizado percusionista que ha grabado con Michael Jackson o Madonna, y toca con Eric Clapton. "Llamé al Consulado de Brasil en Los Ángeles y le conté a la recepcionista que buscaba ponerme en contacto con él. 'Pues mira qué casualidad', me dijo, 'que está aquí su cuñada'. Ella me dio el número, y aunque Paulinho no suele coger el teléfono, por suerte contestó. Al contarle que estaba viviendo en Madrid, va y me pregunta por el Real Madrid y por Roberto Carlos. 'Llámame el sábado a las once'. Le llamo y estaba puntual. '¿Qué quieres?', me dice. 'Que colabores en un disco'. 'Vale, pues llámame el lunes a las diez'. Me estaba poniendo a prueba para saber si era un brasileño serio. Fueron cinco o seis llamadas, hasta que me dio el sí", cuenta. "A partir de ahí nació una amistad".
El primer tema de Flamencando, con zapateado y palmas de Manolete y el bajo de Carles Benavent, está dedicado a El Entri, "un gitano del barrio madrileño de Laguna, que me estuvo enseñando técnica flamenca. Me dijeron que estaba acostumbrado a dar clase a guitarristas clásicos y que quizá podría hacer algo por mí".
Zezo Ribeiro se acercó al flamenco tras ver a Paco de Lucía con Raphael Rabello en la televisión brasileña. "Yo flipé", dice en un español fluido. "Y el detalle que tuvo Paco al decir 'yo soy un buen guitarrista flamenco, pero Raphael es un gran guitarrista'. Esas cosas te tocan". Vino a España por primera vez en 1988: "Se acercó un tío a decirme que quería hacer el flamenco brasileño, me abrazaba y me sujetaba la funda de la guitarra. Luego me dijeron que era Vicente Amigo", cuenta. "El nivel técnico de la guitarra flamenca es el más alto que hay. Vicente, Cañizares, Gerardo Núñez... lo podrían hacer fácilmente. No lo hacen porque han crecido invirtiendo muchísimas horas para sacar expresividad, arranque, aguante, empuje, a la mano derecha, mientras que para nosotros y para los del jazz, es todo mano izquierda".
"Mi intención es hacer una conexión con el nivel armónico de Brasil", afirma. Junto al guitarrista José Luis Montón dio un concierto de bossa y flamenco en São Paulo, y no ha olvidado su actuación con Cañizares en el festival de guitarra de Córdoba en el verano de 1998. "Una de las cosas más importantes para mí a nivel profesional. Pero ¿qué pasó? Se levanta un tío del público, un purista, y en medio de una bossa mía, dice, '¡lo que faltaba! ¡Cañizares tocando una bossa!', y Cañizares se hundió".
Quienes se aventuran por otros caminos suelen tener dificultades para ser aceptados: "Estuve estos meses en Brasil con Helio Delmiro, con Guinga, con Marco Pereira... y me han dado todos un palo que no veas. Si voy a lograrlo o no es otra historia, pero yo no me voy a acojonar (sic) por las opiniones de los demás. Los gitanos me dicen que me aprenda falsetas, pero yo pretendo todo lo contrario, porque las falsetas se memorizan y se repiten siempre. Las ideas las tengo aquí (señala su cabeza) y sólo necesito que musicalidad y técnica se unan". "¿Cómo puede un guitarrista improvisar después de lo que ha hecho Pat Metheny? ¿Y cómo puede tocar después de Paco? Si además piensas en los monstruos de compositores que tenemos en Brasil, mejor no salir de casa... Así que lo que voy a hacer es coger unas armonías, hacerme unos ritmos del noreste brasileño, meter algo de técnica flamenca, y me busco la vida", dice Zezo, que ha escrito en la hoja de promoción: "Estaba suavizando un beat brasileño y, de pronto, me encuentro con un toro ante mí".
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